Cuando David supo la noticia

¡Feliz lunes! No es la primera vez que te traigo música de este compositor de hoy, que casi es un ídolo de masas. Es curioso cómo todavía hay maestros que causa esa sensación. Hay que reconocer que lo hace principalmente en el público estadounidense, siempre muy dado a esos excesos pero bueno, cuando nosotros escuchamos su polifonía (y su música en general) también nos maravillamos con ella: directa, sencilla, llena de profundidad y sin demasiadas complicaciones para nuestros oídos.

Nos visita Eric Whitacre (1970), compositor estadounidense nacido en Reno. Destaca de él sobre todo su música coral y otras para banda musical e incluso electrónica. Las obras orquestales y de ópera también están presentes en su catálogo. Entre sus elementos estilísticos encontramos los acordes de séptima y novena, que muchas veces suenan frente a un fondo a base de segundas y cuartas; evoluciones y progresiones que a menudo son inesperadas, elementos aleatorios, chasquidos de dedos por parte de los cantantes y otras características que son inmediatamente reconocibles. Su universo musical era individual y moderno, aunque con otros que inmediatamente nos remite al pasado, ya sea remoto o más reciente, como los que nos recuerda a Barber o incluso a otro contemporáneo suyo como Morten Lauridsen. No cabe duda de que estamos en presencia de una voz muy original dentro de la música actual, como dije interpretada principalmente en Estados Unidos pero que poco a poco vamos accediendo a ellas en todos los lugares del planeta.

Hoy te traigo su motete When David heard, obra para coro compuesta en 1999. El compositor recibió un encargo de la Universidad Brigham Young y decidió componer esta obra para su coro. Whitacre había comprobado cómo esta había interpretado su obra de una forma casi ideal. Para Whitacre fue emocionante cómo el coro ejecutó los silencios por lo que decidió que este fuese el elemento principal de la composición. El texto está tomado del libro de Samuel y nos describe una experiencia de soledad llevada casi hasta las lágrimas. El compositor dice que escribió unas doscientas páginas de bosquejos hasta encontrar un adecuado balance entre el sonido y el silencio, hasta que quedó satisfecho. Nosotros también lo hacemos de forma que esas lágrimas que él quería conseguir nos viene a los ojos de emoción al escuchar la composición.

La interpretación es de los BYU Singers.

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