Te Deum

¡Feliz miércoles! Es tradición aquí (algo que casi me he sacado de la manga) que el último día de agosto traiga un tedéum para dar gracias por este verano que se acaba (por lo menos en cuanto a que agosto llega a su fin). Hoy vamos a hacerlo con la música de uno de los principales maestros del pasado siglo XX.

Es Krzysztof Penderecki (1933-2020), compositor polaco nacido en Dębica. Empezó estudiando violín y piano, y privadamente adquirió nociones de composición antes de entrar en la academia de Cracovia. En 1959 tres piezas suyas ganaron sendos concursos por lo que su fama pronto ascendió como la espuma. En sus comienzos sus obras eran radicales, de forma que casi creó un nuevo lenguaje. Los encargos se sucedieron e incluso tuvo la oportunidad de empezar a dirigir sus propias composiciones. También empezó a componer varias óperas y su música también empezó a ser usada en película (basta recordar la que Kubrick incluyó en El Resplandor). Llego a escribir ocho sinfonías y también dedicó su atención a la música coral y religiosa, muy inspiradas en las liturgias ortodoxa y católica.
Escuchemos su Te Deum. Su origen está en la elección del papa Juan Pablo II, primer papa polaco; el compositor completó su obra en 1980. Eligió darle un toque sombrío en vez de celebratorio y la obra solo puede calificarse de monumental y en ella usa una técnica neorromántica, muy al estilo de su primer concierto para violín. Es una obra dividida en tres secciones aunque interpretadas sin pausa. La primera sección, Te Deum laudamus, comienza con el potente toque del timbal y luego entra el coro con igual furia. La segunda es Te Martyrum candidatus laudat exercitus y alcanza el clímax en una poderosa disonancia con el barítono y la mezzo como solistas. Termina con Salvum fac populum tuum Domine que pone fin a la obra casi como si se tratara de una catarsis.
La interpretación es de Bozena Harasimowicz (soprano), Jadwiga Rappe (alto), Wieslaw, Ochmann (tenor), Piotr Nowacki (bajo) y el Coro y la Orquesta Filarmónica de Varsovia dirigida por Kazimierz Kord.