¡Feliz jueves! Hoy la Iglesia Católica celebra en España la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. No está en el calendario universal pero en nuestro país sí se conmemora. Sin embargo, no te traigo música relacionada con este día sino con la pasada solemnidad de Pentecostés, importantísima en el año porque en ella Jesús nos dejó el Espíritu Santo, que nos da la vida. Hoy le toca el turno a la música española, y vamos a disfrutar de una obra impresionante de un maestro desgraciadamente muy poco conocido.

Se trata de Alonso Pérez de Alba (fl. finales del siglo XV o comienzos del XVI), compositor español del que no se conoce su lugar de nacimiento ni de su muerte aunque se sabe que trabajó durante el reinado de los Reyes Católicos. Hay dos candidatos posible que podrían ser él. Uno fue maestro de capilla de la catedral de Sevilla, que sucedió a Francisco de la Torre. El otro podría ser un músico de la capilla primero de Isabel la Católica y luego de su hija Juana la Loca. La música suya que se conserva tiene parecidos estilísticos con la de Escobar y Anchieta y presenta características propias de la escuela franco-flamenca. Suele usar texturas homofónicas y recorre poco a la imitación. Incluso en muchas obras se limita a armonizar el canto llano, con ciertos embellecimientos ornamentales en algunas de las voces. Sus motetes suelen ser más experimentales imitando el estilo de otro gran maestro de la seo hispalense: Francisco de Peñalosa. Suelen estar escrito de forma más libre y con imitación homofónica. Se le atribuye un villancico en el Cancionero Musical de Palacio.

El himno de Pentecostés completo Veni creator spiritus es lo que vamos a disfrutar hoy del maestro Pérez de Alba. El maestro alterna los versículos en canto llano con los otros armonizados y podemos apreciar las características ya enumeradas: los acordes son muy sencillos y parece que las otras voces casi se limitan a acompañar al cantus firmus. Sin embargo, muestra un espíritu muy avanzado ya que la ornamentación es muy florida y el canto llano es parafraseado en la voz de «superius». Las otras voces evolucionan con ritmo algo intrincado y terminando en cadencias que siguen más el espíritu del XVI que del XV.

La interpretación es del conjunto Odhecaton dirigido por Paolo da Col.