¡Feliz jueves! No es el primer director de orquesta del que vamos a escuchar aquí en su faceta como compositor, pero el de hoy quizá sea algo conocido, aunque por eso, por ser un grandísimo director. Comprobaremos que también a los pentagramas compuso verdaderas obras maestras.

Está hoy con nosotros Dimitri Mitropoulos (1896-1960), compositor y director de orquesta nacido Atenas. Empezó estudiando en el conservatorio de su ciudad natal. Cuando estrenó, siendo joven, su primera ópera, Saint-Saëns estaba entre la audiencia y quedó tan impresionado que le buscó una beca. Eso permitió a Mitropoulos estudiar piano con Busoni y fue este el que le persuadió para que dejase la carrera como pianista y se dedicase a la composición. Entre 1921 y 1925 fue asistente de Erich Kleiber en Berlín y dos años más tarde nuestro compositor de hoy empezó a dirigir orquestas griegas. En 1930 lo hizo con la Filarmónica de Berlín y parece que allí fue el primero en ejecutar la tarea desde el piano. Poco a poco fue convocado para ponerse a la batuta de orquestas cada vez más famosas como la Filarmónica de Nueva York, con la que presentó óperas y obras nuevas de Strauss y Barber.

De su faceta como compositor, escuchemos su Passacaglia, Intermezzo e Fuga, para piano; es una composición de 1924 y es la primera obra atonal compuesta por un compositor griego. Hay evidencias claras de la influencia de su maestro Busoni en esta composición. La Passacaglia tiene un ostinato que vuelve una y otra vez sin demasiado cambio y es como una especia de marco referencial. El Intermezzo tiene un complejo fluir de notas, con frecuentes referencias a la escala cromática. La Fuga tiene una constate presencia del sujeto y el contrasujeto así como de sus inversiones. En fin, es una composición compleja, abigarrada y densa, que necesita varias escuchas, pero que es un buen ejemplo de cómo era componiendo nuestro compositor de hoy.

La interpretación es de Can Çakmur al piano.