Para felicitar a la Música



¡Feliz jueves! Antes que nada, si eres amante de la música, quisiera felicitarte. Hoy es el día de santa Cecilia, patrona de los músicos y por ello estamos de enhorabuena. Se dice que mientras los músicos tocaban en su boda su corazón cantaba las maravillas de Dios. Para este día tan bonito para los que somos melómanos te traigo música de uno de nuestros grandes músicos del pasado siglo XX cuya música puede decirse que ya es universal. ¿Te apetece su compañía?



Si es así, estaremos en compañía de Joaquín Rodrigo (1901-1999), compositor español nacido en la localidad valenciana de Sagunto. Y he decidido traértelo porque justo nació un 22 de noviembre. Puede decirse que es nuestro maestro que más honores recibió (y con justicia) en pasado siglo. Debido a la difteria se quedó ciego a los tres años pero ello no le impidió dedicarse a la música, que comenzó con Francisco Antich en Valencia y luego con Paul Dukas en París. Allí conoció a Manuel de Falla, quien le animó a que se dedicase a la composición. Durante los años duros de la Guerra Civil, vivió casi en penuria entre Francia y Alemania; aquí dio clases en Friburgo, en un instituto para ciegos. En 1939 él y su esposa regresaron a España. Poco a poco su música se fue haciendo cada vez más popular y comenzó a viajar para dar conferencias tanto a Europa como a América. Muchos de los grandes intérpretes de su época le encargaron conciertos, como por ejemplo Nicanor Zabaleta, Andrés Segovia, James Galway o Julian Lloyd Weber. Recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio y fue nombrado caballero de la Legión de Honor de Francia.

Una de sus obras más populares es su Concierto serenata para arpa y orquesta. Es una obra compuesta en 1952 y está dedicada a su amigo Nicanor Zabaleta. Está dividida en tres movimientos al estilo del concierto barroco habitual. El primero, «Estudiantina», nos describe el jolgorio de unos estudiantes que se dedican a pasarlo bien por las calles a la vez que interpretan sus bellas melodías. El segundo, «Intermezzo», tiene una forma mi especial ya que en él predomina la forma del canon, por lo que constituye una verdadera muestra del dominio del contrapunto de Rodrigo. El último, «Sarao», es una alegre finale que se nos describe en forma de fiesta que tiene lugar al caer la tarde.

La interpretación es de Nancy Allen (arpa) y la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Enrique Bátiz.

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