La luz de los ojos



¡Feliz martes! Comienza el mes de agosto y musicalmente quisiera hacerlo con una obra bastante impresionante, breve pero difícil de escuchar y quizá de entender. Aunque su compositor murió en 1945 me resisto a no calificarlo como contemporáneo porque su música me parece siempre que es tan avanzada como si ababase de ser compuesta. No le tengas miedo a la música de nuestra era. Hay que tener paciencia con ella y escucharla mucho, pero lo que obtendremos de ella merece la pena.

Ese hombre tan avanzado es Anton Webern (1883-1945), maestro austríaco nacido en Viena. Es una de las figuras principales de la llamada segunda escuela de Viena, junto con Berg y Schoenberg y fue discípulo de este último. Su obra puede calificarse de concisa y altamente personal e individual. Sin embargo, en algunos aspecto consiguió ser más influyente que su maestro. Precisamente maestros como Boulez, Stockhausen y Dallapiccola hallaron más interesante a Webern que a su maestro, adquiriendo como estilo el llamado «serialismo pos-Webern». Su estilo presenta armonías simples y directas así como texturas transparentes, gran atención al silencio, brevedad y concisión. A pesar de toda esta importancia en sus composiciones no hay una sola obra suya que podamos decir que se ha mantenido en los repertorios habituales. Esto se debe a que sus piezas siguen viéndose como difíciles y demasiado intelectuales.

Hoy quiero traerte su pieza titulada Das Augenlicht, op. 26. Se basa en un poema de Hildegard Joe y fue compuesta para coro y pequeña orquesta; fue compuesta en 1935. Comienza de forma agitada y poco a poco va serenándose. Como es habitual en la obra de Webern, la orquesta está elegida de forma cuidadosa, con instrumentos raros como el saxofón y la mandolina. La armonía es principalmente atonal. Nos trae muchos efectos expresivos, tanto mediante la voz como gracias a los cambios de instrumentación. En ciertos momentos el compositor se dedica a la voz, con gran sensibilidad y dramatismo; en otros, parece que deja la voz a un lado y presta atención a la orquesta, con momentos sublimes. Una verdadera filigrana musical.

La instrumentación es coro, flauta, oboe, clarinete en si bemol, saxofón alto, trompa, trompeta, trombón, dos percusionistas, arpa, celesta, mandolina y cuerdas sin contrabajos.

La partitura puedes descargarla aquí.

La interpretación es de los BBC Singers y la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Pierre Boulez.

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