La vida breve

¡Feliz lunes! Otra semana que empieza y, en este caso, lo hace un nuestra fiesta nacional por lo que, ¡felicidades! Es obvio que hoy tenemos que escuchar música española, y lo vamos a hacer acudiendo a la del que quizá es uno de los mejores compositores que ha dado nuestro país, hasta ahora (el futuro nunca se conoce). Además, tengo el orgullo de ser casi paisano suyo.

Se trata de Manuel de Falla (1876-1946), compositor español nacido en Cádiz. A pesar de que su producción fue pequeña si influencia fue grande, sobre todo en lo que se refiere a la música escénica. Su madre se encargó de inculcarle el gusto por la música y, cuando se mudaron a Madrid, estudió con Pedrell. Este hizo que falla se interesase por la música renacentista y por la popular. En 1907 se trasladó a París y tuvo oportunidad de conocer a Ravel, Debussy y Dukas. Ahora era el lenguaje impresionista el que le atrajo, algo que reflejó en sus obras, mientras lo entremezclaba con la música ibérica. En la década de 1920 su atención se dirigió al neoclasicismo bajo la influencia de Stravinsky. Se retiró a vivir primero en Mallorca y luego, desde 1939 en Argentina.
Disfrutemos de su única ópera titulada La vida breve. Está dividida en dos actos y tiene libreto de Carlos Fernández Shaw. Salud, una gitana, está locamente enamorada de Paco pero este no le corresponde, a pesar de sus promesas. Finalmente, Salud termina muriendo prácticamente de amor después de que su abuela y tío Sarvaor, otro gitano maldigan a Paco de por vida. Falla compuso la ópera con solamente veinticinco años, y rebosa sabiduría y espíritu juvenil, en un ambiente de traición y muerte, algo así como la vida misma, que se escapa de nuestras manos. Falla nos describe de una forma intensa la vida andaluza, con unos colores que lo impregnan todo, incluso la música.
La interpreación es de solistas, coro y Orquesta del Teatro Real dirigidos por García Navarro.