Yael Borkow: La Pedrera "apedreada" por los nacionalistas


Cuando apareció la carta abierta de Yael Borkow que reeditamos aquí, el 21 d’octubre de 2014, fue calificada como una denuncia pertinente de su Autora contra el alcalde de Barcelona, Trías: #Trias inadmisible.

Yael Borkow denunciaba sin ambages el terrible desaguisado que el alcalde y sus servicios habían permitido cometer en la Pedrera a los independentistas enfundando mediante un gigantesco cartel este emblemático edificio de la Ciudad Condal, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Fueron muchas las personas que dentro y fuera de Cataluña se sumaron a esta denuncia, exigiendo al mal inspirado alcalde Trias la retirada del desafortunado cartel, que eclipsaba sacrílegamente la genial obra de Gaudí.

Desde Bruselas constatamos hoy que Yael Borkow tuvo la afortunada intuición de ver en el gesto desafortunado de enfundar la Pedrera con un cartel independentista la apropiación del patrimonio cultural catalán como una metáfora de la política torcidera nacionalista. Lo hizo mediante el título de su carta abierta:

Apropiarse del patrimonio cultural como metáfora de la política nacionalista.

Hace poco más de 15 años visité Barcelona por primera vez. Un recorrido obligado en la que ahora es mi ciudad de residencia es la visita a la casa Milà o la Pedrera y la casa Batlló, ambas parte del Modernismo Catalán y Patrimonio Cultural de la humanidad como toda la obra de Antoni Gaudí.

Se encuentran en un entorno donde además hay casas de otros autores como Puig y Cadafalch y Domenech i Muntaner, todas apostadas en la llamada “Manzana de la Discordia” de nuestro precioso Paseo de Gracia, donde la obra arquitectónica de estos artistas se disputa el puesto de la casa más hermosa. Los edificios están ahí para beneplácito de muchos y la contienda está zanjada. Hoy la discordia la sirve el ayuntamiento de Barcelona.

La Pedrera dispone de un espacio publicitario que puede vender si a quien administra le parece apropiado y esta vez el comprador ha sido la Assemblea Nacional Catalana. Esta última lleva semanas llenando los espacios públicos de plásticos amarillos, pegando carteles con consignas como “tener un país donde se coma helado de postre todos los días” o donde “los jóvenes nos vayamos de casa a los 18”. La Casa Milà es hoy víctima de la propaganda más cursi, cara y de peor calidad.

La Pedrera, tiene las ventanas tapadas. Los de dentro nos ven a través de un velo amarillo pero ellos no están a la vista de los ciudadanos. Se tapa un edificio declarado patrimonio de la Humanidad para convertirlo temporalmente en el escaparate propagandístico del separatismo. Se obvia a Antoni Gaudí para que los turistas y los residentes lean lo que la ANC considera oportuno.

Si las autoridades de esta ciudad no lo impiden es que quieren que los visitantes y viandantes piensen que lo que importa no es el arte sino el cartel del andamio. Lo siento, decir que pretenden que se piense es mucho decir. Más bien, captar. Como la educación y la política desde hace años en Cataluña. Lo que importa no es el individuo sino el producto.

Felicito al alcalde Xavier Trias por preparar esta ciudad para ser capital de un estado fallido que no será y por contribuir a tapar con mentiras y plásticos lo bueno que hay en Cataluña, que es mucho aunque él, su partido y otros actores se empeñen en hacernos pensar que este es un país de sentimentalones que pintan todo de amarillo para poder convertirse en una feliz república bananera sin arte y donde algunos no tenemos parte.

Yael Borkow
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