«Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y decía: «¡Abba!, Padre : tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». (Mc 14, 34-36)
El dato topográfico y la composición del lugar, según San Ignacio de Loyola, ayudan a contemplar la escena bíblica y a interpretar el pasaje de las Escrituras. Si Adán, colocado en el jardín, por su desobediencia lo convirtió en abrojos y cardos, Jesús, por su obediencia, convirtió el desierto en huerto y el huerto en jardín.
Jesús, como ser humano, se resiste ante su próxima Pasión. Vence la tentación de huir y abraza la voluntad de su Padre, aceptando el cáliz de entregar su vida como rescate para toda la humanidad.
En el enclave de Getsemaní se escucha la recomendación del Maestro: "Velad y orad para no caer en tentación". El olivo es un árbol de hoja perenne, signo de paz, fuente del aceite con el que se unge a los reyes, a los sacerdotes y a los profetas, con el que se unge a los catecúmenos y con el que se ha ungido a los bautizados.
“Hágase tu voluntad”