Jesús se presenta como “sol” y como “luz” para todos, como “el Hijo, el amado, en el que se complace” el Misterio de la vida, el Padre de todos Domingo 2º Cuaresma (08.03.2020): “el Señor nos hizo y somos suyos”
La experiencia oracional nos descubre el amor sin límites del Padre-Madre
| Rufo González
Comentario: “mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo” (Mt 17,1-9)
La montaña, por estar más cerca del cielo o firmamento, aparece en las religiones como lugar de encuentro y manifestación del Misterio divino. El alejamiento de la residencia habitual también facilita la comunicación con el Misterio. La nube del cielo es signo de la presencia divina en la Biblia. La voz misteriosa repite el mensaje del bautismo, ahora para los discípulos.
La transfiguración es fruto de la oración. El texto litúrgico omite el dato inicial del capítulo 17 de Mateo: “seis días más tarde” (Mt 17,1a). El dato conecta la confesión de Pedro, el anuncio de la pasión-muerte y la reacción de Pedro, con esta experiencia oracional, provocada por Jesús. Tiene, sin duda, una intención pedagógica. La gente quiere un Mesías nacionalista. El universalismo de Jesús les desborda, y contribuye en alguna medida a retirarle la confianza. Los discípulos, imbuidos de esta mentalidad, no comprenden el anuncio de la persecución y muerte, por parte de las autoridades del pueblo-nación. Pedro manifiesta la tristeza y el escándalo, y reprende al mismo Jesús: “eso no puede pasarte” (Mt 16,22). Jesús responde con dureza: “¡Satanás!... piensas como los hombres, no como Dios” (Mt 16, 23). Jesús sabe que las autoridades,tanto religiosas como civiles, creen representar al pueblo mejor que nadie. Cualquier crítica a su gestión es atacar a “su pueblo”. Quienes se oponen a ellos, a su gestión, son enemigos del pueblo y hay que exterminarlos “como sea”, incluso violentamente.
Esta experiencia oracional provocada por Jesús, que los evangelistas denominan “transfiguración”, les hace ver el plan del amor de Dios: la fraternidad universal a través del Hijo amado. Su amor universal y gratuito tiene muchos riesgos. Atrapados por el egoísmo y la realización nacionalista intentarán eliminar a quienes se opongan a “su dios, su patria, raza, etnia, religión...”. Los ideales universales, propios de la fraternidad católica (en sentido etimológico: catá holon, según el todo), no gozan de la simpatía nacionalista. Han subrayado tanto la diferencia que hasta con la religión más universal –la católica- quieren hacer “nacionalismo”. La utilización política de la religión ha sido constante en la historia de las religiones. También la Iglesia se ha dejado llevar por el poder y por su estructura teológica absolutista más que por el reino de Dios. Jesús se presenta como “sol” y como “luz” para todos, como “el Hijo, el amado, en el que se complace” el Misterio de la vida, el Padre de todos. Su amor universal, sembrando vida para todos, mimando a los más débiles, expresa la voluntad divina de vida para todos. La resurrección será la palabra definitiva de Dios, donde no habrá etnia, ni nación... A eso apunta la transfiguración.
Todos somos invitados hoy a orar seriamente. Esta experiencia nos descubrirá el amor sin límites del Padre-Madre, que hace salir el sol para todos. Es el mismo amor que sentía Jesús por la entera humanidad. Todos hermanos suyos. Escucharle a Él, “hecho espíritu vivificante” (1Cor 15,45), tiene plena actualidad: “todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamosla gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen conresplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor” (2Cor 3,18). Con el espíritu de Cristo, sintiéndonos hijos del Padre-Madre y hermanos de todos, podemos avanzar en la cuaresma: tendremos redaños para superar las tentaciones, todas envoltorios del egoísmo, y trabajar por el Reino de vida para todos..
Oración: “mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo” (Mt 17,1-9)
Tu Espíritu, Jesús, nos da a sentir el amor del Padre:
amor incondicional, no manipulable, siempre activo;
amor manifestado en tu conducta:
de ayuda, especialmente, a los más necesitados;
de oposición a los amigos de tradiciones egoístas;
de atención a necesidades vitales antes que al culto religioso;
de abrir los ojos a los cegados por el egoísmo;
de apego desinteresado a la verdad y bondad de la vida;
de alegría por el sol y la lluvia que fecundan a todos;
de dignidad propia del Hijo amado de Dios.
Tu cruz expresa el amor infinito a la humanidad:
“cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo,
Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén” (Lc 9,51);
este último hemistiquio literalmente dice que:
“endureciste el rostro para encaminarte a Jerusalén”,
centro del poder religioso y político, opresor de conciencias;
denuncias los abusos de la religión institucionalizada;
aceptas ser reconocido Hijo amado del Padre;
actúas como el Padre, amando sin medida;
perdonas a todos, incluso a los que te llevan a la muerte;
hasta el final fuiste fiel al Reino del Amor gratuito;
sufres pasión y muerte por defender la verdad de tu vida.
Por ti, Jesús, hemos accedido al amor del Padre:
“los que creemos en el que resucitóde entre los muertos
a Jesucristo nuestro Señor” (Rm 4,24) encontramos su amor;
“Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa,
no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia
que nos dio en ti, Cristo Jesús, desde antes de los siglos,
la cual se ha manifestado ahora por tu aparición, Salvador nuestro, Cristo Jesús,
que destruiste la muerte e hiciste brillar la vida y la inmortalidad
por medio del Evangelio” (2Tim 1, 9-10).
“Escucharte a Ti”, Jesús, supone hacer silencio:
vaciándonos de nuestro egoísmo;
rompiendo nuestros esquemas cerrados al Amor;
descentrándonos de nuestra verdad absoluta, monolítica;
abandonando prejuicios, e incluso juicios definitivos sobre los demás.
“Del Silencio primordial nace la Palabra” (San Ireneo):
la Palabra eres tú, vida histórica en la Palestina del siglo I;
Cristo hermano, creemos en tu amor;
queremos vivir en el amor de tu Dios, Padre-Madre;
como el poeta, deseamos respetar nuestro corazón:
“poned atención: un corazón solitario no es un corazón”
(A. Machado: Proverbios y cantares).
Sentimos tu amor radical al hermano, sobre todo al necesitado;
nuestro pensamiento y acción quieren seguir la lógica de tu amor;
queremos ser justos como el Padre-Madre de los cielos,
que no nos trata por la ley del mérito, la rentabilidad o la ganancia;
nos inspira la ley de la gracia: “nos perdona todo” (Mt 18, 32).
Danos, Señor, redaños para
perdonar a quien nos ofende,
ayudar desinteresadamente a quien no se lo merece,
llorar y sufrir con quienes sufren y lloran,
trabajar por la paz,
soportar la persecución por construir la vida, la verdad, la salud...
Leganés, 8 marzo 2020
Preces Fieles (D. 2º Cuaresma 08-03-2020): “el Señor nos hizo y somos suyos”
El Espíritu de Jesús nos “ha subido a la montaña”, a esta reunión que celebra y hace presente su Amor. Pidamos el amor del Padre, diciendo:“Danos tu amor y lealtad”.
Por la Iglesia:
- que sea testimonio del Amor y la Lealtad como Jesús;
- que se libere de todo lo que impide el Amor.
Roguemos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Por nuestro mundo:
- que cuide la casa común, la naturaleza y la dignidad de todos;
- que trabaje por que llegue a todos el alimento, la salud, la vivienda, la libertad...
Oremos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Por las intenciones del Papa (Marzo 2020):
- que “los católicos en China perseveren en la fidelidad al Evangelio
y crezca en unidad.
Roguemos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Por nuestra parroquia:
- que miremos el amor del Padre, manifestado en la vida de Jesús;
- que nos dejemos llevar por el amor con la familia, amigos, vecinos...
Roguemos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Por las autoridades de nuestro pueblo:
- que cuiden el bien común, sin favoritismo, con honradez;
- que no utilicen la religión, sino que respeten su libertad.
Roguemos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Por esta celebración:
- que la comunión con Jesús sea comunión entre nosotros;
- que se nos grave en el alma la escucha del Hijo amado.
Roguemos al Señor: “Danos tu amor y lealtad”.
Gracias, Señor, por el amor y la lealtad manifestada en la vida de tu Hijo Jesús. Deseamos que sigue estando con nosotros, nos dé tu paz, nos infunda tu Espíritu por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés, 8 marzo 2020