“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Ev. Gaud. n. 1).
Pidamos vivir en el grupo de Jesús, diciendo: “Tú, Jesús eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por la Iglesia:
- que sea comunidad de Jesús, llena de su Espíritu;
- que “el amor de Cristo la apremie” más que el “derecho canónico” (2 Co 5,14).
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por la paz del mundo:
- que todos los pueblos se sientan solidarios;
- que todos cuiden la naturaleza como bien común.
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por los organismos internacionales:
- que estén al servicio de todos los pueblos;
- que promuevan los derechos humanos en toda la tierra.
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por las autoridades:
- que tengan espíritu de concordia y servicio;
- que cuiden de las personas más necesitadas.
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por los pueblos y personas más débiles:
- que sea unan y trabajen solidariamente;
- que nos permitan colaborar en su promoción.
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

Por esta celebración:
- que nos siente a la mesa de Jesús y nos comunique su Espíritu;
- que “renazca la alegría” de vivir juntos.
Roguemos al Señor: “Tú, Jesús, eres nuestra paz” (Ef 2,14).

“Aquí estamos otra vez para renovar nuestra alianza contigo, Jesús. Te necesitamos.
Rescátanos de nuevo, Señor; acéptanos una vez más entre tus brazos redentores” (Ev. Gaud. 3).
Tú que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González