Reig, el IPF y la mala interpretación de los datos.

Las estadísticas no se pueden interpretar como uno quiera, es necesario profundizar. Cuando yo hago un experimento en un laboratorio, me aseguro siempre que las variables que voy a investigar estén relacionadas o no. Si sé que están relacionadas y conozco la relación, puedo medir el valor de una constante física determinada o verificar el cumplimiento de una determinada ley. Si por el contrario desconozco la relación que existe entre las variables, intento buscar que relación guardan entre ellas si es que guardan alguna. Hay veces, en que intentando verificar un experimento se obtienen resultados absurdos, casos aislados o situaciones anómalas ocasionadas por un factor que se escapa fuera de nuestro control. Son simples accidentes que por lógica los corregimos por su total carencia de sentido en el análisis que vamos a realizar.
Por eso, cuando a mi me presentan una estadística en la que el porcentaje de matrimonios, noviazgos y parejas de hecho que acaban en homicidios, no se me ocurre ni por asomo pensar o equiparar que casarse o relacionarse con otro ser humano es equivalente o correr el riesgo de ser mañana asesinado o verme yo convertido en asesino. Si así fuese ese mi pensamiento tras leer literalmente una estadística, lo mejor sería que me hiciese ermitaño y me fuese a vivir a la serranía de Madrid o a un lejano desierto. Pero estamos hablando de casos accidentales, de casos ciertamente excepcionales, situaciones aisladas que no pueden constituir de ninguna forma una regla general.
Hace muy mal Reig y el IPF intentando desacreditar con estadísticas de casos accidentales las parejas de hecho. Si admitimos esta forma de descrédito de las parejas de hecho, entonces en un mayor descrédito queda el clero por los casos de corrupción de menores. Pues si hay un maltratador en una de cada cinco mil parejas, sabemos que tristemente existe un sacerdote pedófilo por cada 500. Este es, un ejemplo de porque no podemos usar de esa forma tan sesgada y para lo que nos convenga la estadística.
Otra cuestión bastante curiosa es que algunos de los maltratadotes que un día contrajeron matrimonio, vuelven con frecuencia a relacionarse con otras mujeres sin necesidad de casarse o con pocas ganas de hacerlo. A veces incluso un maltratador pasa por toda una sucesión de mujeres a las que sucesivamente maltrata. De hecho es bien sabido, que nuestra geografía está cada vez más poblada por una población que ha salido escarmentada del matrimonio, y sin ganas de volver a pasar por lo mismo. Muchos antiguos maltratadores estuvieron casados, y algunos terminan atreviéndose a hacer con una nueva mujer lo que no consiguieron o no pudieron hacer con la primera.
Por tanto, y a pesar de lo que Reig y la IPF opinan y hasta señalan, la violencia de genero está presente en cualquier matrimonio sea del tipo que sea, o en cualquier pareja sea del tipo que sea. Intentar usar casos accidentales y excepcionales para desacreditar al millón de parejas de parejas de hecho estimadas, también puede ocasionar un descrédito a otras instituciones por sus casos excepcionales y accidentales.
Más le vale a Reig no dejarse engañar, aunque eso es difícil, pues Reig no busca la verdad sino cualquier forma de defender su opinión y sus ideas al precio que sea y de cualquier forma, aunque eso le ponga a él y a la Iglesia a la altura de los caballos. Y respecto a la IPF, que se confiesen de una vez lo católicos que son, que parecen hasta avergonzados de serlo y lo esconden haciéndose pasar por lo que no son, como si eso llevase aparejado tener más credibilidad.