Sobre la celebración de la misa.

Uno de los problemas que muchas veces ocurre cuando acudes a misa es que el cura celebrando sea un tostón o simplemente un imbécil. En mi colegio hasta hace bien poco daba misa un cura simpático que hacía las peores homilías que cabían esperar, tan aburridas y soporíferas eran que hasta varias monjas me han reconocido que era un tostón.

En mi antigua parroquia había un cura de los imbéciles, de los imbéciles porque al ir a comulgar tenía la obsesión que entre sus fieles había gente que se llevaba las obleas consagradas a casa, y por ello y de forma antipática te imponía que o abrias la boca para colártela dentro o las manos muy abiertas y siempre hacer visible la comunión. Solo le faltaba hasta investigarnos el paladar. Pues con esa desconfianza repartía la comunión y celebraba las misas.

Pues con las misas me he desencantado mucho, y más cuando algún cura también gilipollas utilizaba las homilías para en una celebración comunitaria meter pullas. Ese cura terminó siendo apartado del grupo de jóvenes de mi antigua parroquia, acabó llevándose hasta mal con los del OPUS.

Pienso que las homilías no pueden servir para la inspiración, improvisación o el desahogo de un sacerdote. Si se hace mucho eso, el resultado termina siendo nefasto.


Recuerdo de un sacerdote agustino que tiene por costumbre hacer de las homilías un discurso de atracción de la gente, para ello siempre las preparaba, y alguna vez utilizaba fábulas o cuentecillos en las mismas que estuvieran en línea con la palabra de Dios leía en el momento. Resultaban ser misas de mejor calidad. Recuerdo de otro cura profesor de universidad, que tiene por costumbre contarte lo geográfico, político, teológico, tradiciones, etc de cada pasaje del evangelio, aburría a muchos de los presentes, a mí en cambio me fascinaba.

Pero en las misas si algo no me gusta es que me den el tostón o me incomoden. Y si algo me molesta también es que se hagan tonterías para convertir en circo una celebración religiosa. Yo valoro mucho la labor de varios sectores progresistas, desde luego Enrique de Castro y los otros dos sacerdotes de la parroquia San Carlos Borromeo merecen mi respeto por su preocupación por las personas que están en apuros o en situación difícil, pero no merecen mi respeto por su forma de preparar las misas.

Si me preguntan que si me gustan que la gente baile o dance en misa, se hagan ejercicios de aerobic, practicas ZEN con una quema de incienso para darle aires sobrenaturales, o que todo el mundo consagre, sea con pan o rosquillas, o que se hagan tonterías varias que no voy a comentar, cuenten seguro con mi total desaprobación. En tales misas ya he participado, y puedo decir que me parecen descafeinadas y cismáticas.

Si no nos gusta como dan la misa, pues pongamos solución. Hay parroquias donde te animan la misa con un buen coro, con buenas y preparadas homilías, y con un cura que sabe hacer algo más que dar misa. Pienso que la liturgia que tenemos, permite mucha flexibilidad como para darle más vida a la misa y no ese aire mortecino, cansino y aburrido que algunos curas transmiten. Si sabes que eres aburrido mejor di cuatro cosas en la homilía y cierra el pico para seguir la misa. Pero desde luego las misas no pueden ser convertidas a un mero oficio y no pueden convertirse en un cachondeo.

Otra cosa que no aguanto es quien convierte las misas en propaganda electoral o política, usan las homilías con esa intención expresa, sin importarles que puedan incomodar a alguno de los asistentes. El resultado ya se conoce, huida de la parroquia, y eso fue una de las cosas que otros y yo hemos hecho cansados de aguantar a un cura irresponsable. La lástima es que en ocasiones el irresponsable sea el Cardenal y algunos obispos por hacer exactamente lo mismo. Pues por jugar a la política así les ha ido, gran parte de la izquierda ha abandonado la iglesia y ahora como no les gusta lo que hace la derecha, le está tocando el turno a la derecha. Al final pondrán el ventilador y dirán que es culpa del mundo antes que asumir que es culpa suya.
Volver arriba