La comunión de los niños con Síndrome de Down

Es grande mi sorpresa cuando leo en Religión Digital que se niega la comunión a un niño con síndrome de Down. Siempre existe algún cura que desentona queriendo ser riguroso con el catecismo o el derecho canónico. Lo peor es que lejos de mediar los vicarios o los obispos, en frecuentes ocasiones evitan meterse en el jaleo excusándose de no conocer bien el caso o de no querer desautorizar al párroco. No estaría nada mal que verdaderamente aprendieran a resolver conflictos evitando que sean aireados y no dejándolos durante largo tiempo que se pudran, pues en algunos momentos comienzan a oler y muy mal.

No es la primera vez que esto sucede. Un párroco de Veigamuiños (O Barco) se negó a dar la primera comunión a un niño con síndrome de Down. Hubo queja al obispado de Astorga. El párroco insistió en todo momento que aquella criatura no debía hacer la primera comunión por la edad sicológica y que su estado desentonaría con el resto de crios.

Se supone que la eucaristía la reciben todos aquellos cristianos que, habiendo pasado por la “primera comunión”, sepan bien lo que están recibiendo. No vale con pensar que están recibiendo en misa una galleta. Hasta ahí lo comprendo. Desconozco si todos los niños con síndrome de Down pueden reconocer tal diferencia o repiten al unísono unas palabras. A mi no me queda nada claro si los críos de hoy que hacen la primera comunión saben lo que están recibiendo o no. Los niños son capaces de repetir lo que se les dice sin entender lo que realmente están haciendo.

A mi los cursos de la catequesis parroquial me parecen una tomadura de pelo. Guarde durante mucho tiempo uno de esos libros en los cuales tu pintabas, recortabas, coloreabas y hasta anotabas a bolígrafo. Recuerdo un curso parroquial pésimo, en el que todos los críos decíamos tonterías, y un curso en mi colegio en el que a las monjas no les quedó más remedio que enseñarnos canciones y enseñarnos a estar en misa. Hoy comprendo que para lo que éramos, ¿qué más podían hacer? Yo hacía la primera comunión porque quería poder comulgar en misa sin necesidad alguna de engañar a un cura, como lo hice en varias ocasiones, y no os lo voy a negar, los regalos son los regalos y que monten una fiesta en tu honor ya me contareis.

Mis primos han sido y son catequistas en una parroquia que frecuenté durante dos años. A mi por malicia me dio por entonces preguntarle a algunos crios, de la denominada como misa de niños, que si Cristo estaba en la Eucaristía, y ellos me respondían con un si. Pero a los niños les enseñan a recitar y responder, conviene saber si entienden o no lo que hacen, y entonces les pregunté que como sabían ellos que Cristo estaba en la Eucaristía. La mejor respuesta que me dieron era que eso es lo que les habían contado, alguno dijo no entender porqué Cristo está en la Eucaristía pero que se supone que es así, otro que Cristo está en el cielo y que solo nos comemos su cuerpo, por eso está en la Eucaristía. Pero además es curioso que muchos hacen la primera comunión por los regalos y tiempo después dejan de ir a misa.

Volviendo al tema de los niños con síndrome de Down, pienso que aun entendiendo poco lo que hacen a la hora de comulgar, si es que no lo entienden bien, debiera con ellos hacerse la excepción. Por mucho retraso mental que tengan. Son inocentes de su estado. No es por una cuestión de derechos, es simplemente por acercarles a Dios. Si es dudoso que muchos nenes entiendan lo que hacen al comulgar, y lo van entendiendo con el tiempo lo que la comunión supone, no encuentro razones para impedírsela a un síndrome de Down. A través de la eucaristía uno se acerca a Dios, crea mucho o poco, entienda mucho o poco, tiempo es lo que hay que dar para comprender, y estoy seguro que pasado ese tiempo creerán firmemente y entenderán.
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