El laicismo también puede ser fascismo.

Leo en Religión Digital que en Barajas un grupo de ateos se mosquea por el anuncio de las misas por megafonía. El mosqueo también es mayor por existir tres capillitas en el grandísimo aeropuerto de nuestra capital. Lo peor del caso es que estos sujetos confunden laicidad con laicismo, y creen que la presencia de tres capillas consagra a Dios todo un aeropuerto.

Yo no me tengo que poner en su pellejo para entenderles, ya les entiendo perfectamente, son simplemente unos gilipollas. Y siento el insulto, que muy católico no es el insultar, pero en ocasiones el insulto los define demasiado bien y no es posible usar adjetivos descalificativos más moderados porque entonces no definirían una situación real.

Un defensor de la laicidad, al pasar por la capilla le daría exactamente igual su presencia en el aeropuerto. Otra cosa sería que te pusieran una estampita de la Virgen Maria en los asientos y se rezase el Ave Maria por parte de las azafatas y a coro. Esto que describo ya sería inundar con la religión la vida ajena y sería confesionalismo. Pero que exista en un cuartito una capillita, vamos, que a algunos daño les hace.

Pues si daño les hace, la culpa no es de la capilla, sino de ellos. Hay gente que ver a negros les molesta, que les molesta ver gays besarse, ver colombianos pasear por sus calles, o ver una manifestación de trabajadores que piden su salario digno. Pues la culpa es de los sujetos que se dejan alimentar por los prejuicios, y el laicismo es un prejuicio muy grave.

Le sugeriré a mi abuelo adoptivo colgar a la intemperie del famoso puente de Coria a estos sujetos.
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