La supuesta humildad de Benedicto XVI hoy convertida en suntuosidad.

Hay espectáculos bochornosos. Por ejemplo, si a una población joven le sueltas un ídolo juvenil como Shakira por unos minutos o segundos, te dirán que es muy guapa, que es fantástica, que canta muy bien, que la quieren y la adoran, e incluso habrá quien llore emocionado de verla. Si les sueltas a unos madridistas a Cristiano Ronaldo, te dirán todos que es muy majo, que les parece muy guapo, que es un gran jugador de fútbol, que le quieren y le adoran, e incluso lloran por él de la emoción. Si les sueltas al Rey, a la Reina, o a los Príncipes, te dirán que los quieren, que son muy majos, que el rey se conserva muy bien, que son buenos reyes, etc, etc. Con Benedicto XVI escucho nuevamente lo mismo, que es muy majo, que es encantador, que habla muy bien, que nos quiere a todos, que es un gran pastor, etc.
Hace mucho que comprendí el absurdo lenguaje de la adulación y la idolatría. A veces las adulaciones son ciertas, vomo cuando se asegura que Shakira canta bien o tal vez que Cristiano Ronaldo es buen futbolista, otras son pura demagogia, como cuando se asegura cualidades personales que requieren antes conocer a la persona o estudiarla según su ambiente. La adulación da asco. ¿Cómo voy a poder decir que el Papa es muy majo por haberme sonreído una sola vez? ¿Cómo puedo decir que Benedicto XVI me ha cambiado la vida por verlo pasar un día en el Papa móvil? ¿Cómo asegurar el conocer a una persona por tan escaso contacto con él mismo?
Hay cosas muy ciertas entorno a este Papa, y es por lo que vengo observando. Una que tengo bastante clara es que no se trata de una persona sociable ni cercana. No es un hombre que sepa sintonizar ni relacionarse con otros. Tampoco sabe todos los idiomas que quieren hacernos creer que sabe. ¿Sabe Catalán? ¿Desde cuando? Mañana seguro que nos sorprende hablando en Euskera, o mejor dicho, leyendo algo en Euskera sin saber el mismo que está diciendo pero dando a entender como que domina el idioma. Muchas veces, hasta con el asunto de los idiomas juegan con él como un pelele.
Como dije, el Papa no es un hombre cercano ni sociable. Tampoco es cierto que quiera abrazar a todos los españoles. Si realmente fuera algo de eso, no se habría dejado rodear todo el tiempo por los de siempre, no habría paseado en el famoso papamóvil exhibiéndose con una mano en alto mientras corría con prisas hacia el aeropuerto. Un pastor aislado de su rebaño como es él, no se entiende bien como puede ser buen pastor. Un hombre que solo se rodea de los suyos y despacha las visitas en cuestión de minutos no es un hombre sociable. Si el protocolo o la agenda te impide ser lo que eres, más vale que los envíes a la mierda antes de que te conviertas en lo que no eres, o en un sujeto enajenado con la realidad. Benedicto XVI se ha convertido no sabemos si en lo que ya era o en lo que no fue, pero él no es ahora lo que dice ser. Su humildad y sociabilidad son historia. Y respecto a su idea inicial de no ser el centro de todo, tristemente ha fracasado. En mi opinión, una pena.