Palabras de ternura y cuidado La gracia de un encuentro celebrado: la razón de un libro

La gracia de un encuentro celebrado: la razón de un libro
La gracia de un encuentro celebrado: la razón de un libro Jose Moreno Losada

El día en que gozaba en la parroquia haciendo la presentación del libro "trazos de evangelio, trozos de vida" de reciente aparición, Jesús Sáchez, que había realizado previamente el prólogo de dicha obra, fue el encargado de presentar el meollo de este trabajo. Una vez más nos soprendió haciendo una versión nueva y creativa del fondo del libro, al hilo de la vivencia del camino compartido, en el que él ha sido testigo también de lo vivido. Os traigo aquí ese relato que me emocionó y una vez más me hizo sentir el amor del Padre, realizado entre los hermanos. Siento que la mirada de Cristo está en sus palabras sobre lo escrito y sobre mí.

La razón de un prólogo

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b88be09f-4636-4fbb-8c70-55f5872c0a4b Jose Moreno Losada

A pesar de lo que me diga mi mujer, voy a comenzar diciendo que este libro tiene el mejor prólogo jamás escrito. Y, aunque creo que mi pequeña contribución es un sencillo pórtico (al modo de un atrio de los gentiles previo al recinto sagrado), no me estoy refiriendo a las pocas páginas que preceden la obra que hoy presentamos en este templo familiar. Como comprenderán, el prólogo a este libro son los años de vida que Pepe vertió a manos llenas en estas letras tan interpeladoras como hermosas. Déjenme que me detenga un poco en esta idea tan de proceso, tan de camino, tan en tránsito... Déjenme que les hable de esta idea, en definitiva, tan peregrina.

Serían, más o menos, las ocho de la tarde. Sería, quizá, un local parroquial en uno de los espacios de iglesia en los que, como joven, crecí y en los que, como adulto, pude acompañar a otros. En ese local, un Pepe en su segundo tercio (ahora saben que él habla de su “último tercio”) compartía conmigo y con otros como yo, su manera de ver el mundo y su modo de entender las cosas. Y decía esa frase tan precisa y tan sincera: El Evangelio no es verdad por ser Evangelio, sino que es Evangelio porque es verdad. Porque su verdad se da en la vida, y por eso está en el mensaje de Cristo.

El Evangelio no es verdad por ser Evangelio, es Evangelio porque es verdad. Me fascinó la belleza de su simple enunciado. Casi como el trabalenguas de un niño, cualquiera podía repetirlo, pero encerraba en sí una profundidad casi insondable y una hermosura que teñía, desde su sencillez, toda la mirada evangélica de la vida. Lo que sucedió y contaban en Galilea, Belén, Samaría o Jerusalén, recogía la experiencia de la existencia de todas las personas, las verdades de la vida en forma de historia. Yo notaba la perplejidad y el asombro, la conexión de entender no con la cabeza, sino más bien con las entrañas, mensajes de profunda sabiduría que aparecían ante mí cuando cruzaba esos dos mundos: el horizonte de la realidad y los ojos del Jesús del Evangelio. Aunque yo no era plenamente consciente, ante mí se abría un modo de entender y analizar la vida, de vivir, en definitiva, que se convertiría en la manera habitual y gozosa de entrar en lo que acontece y de saborear la experiencia. En mi camino se cruzó la Revisión de Vida y la Lectura Creyente de la Realidad.

Y Pepe estaba allí, no como profe o como tutor, sino más bien como acompañante que, ahora entiendo, andaba como yo descubriendo y maravillándose.

De aquello, hace más de veinte años, surgió el verdadero prólogo de este libro, el que no está escrito. Y del que les digo, no sin cierto sentido de privilegio y de la fortuna, que yo fui testigo.

El libro habla a todos, sin excepción

Pero volvamos al ahora. Como todos ya supongo que conocen, pues Pepe tiene muchas virtudes pero el silencio no es una de ellas (al menos en estos espacios), soy padre de tres criaturas. O lo que es lo mismo, yo pertenezco a tres niños que andan por allí: a Pablo, a Miguel y a Alba. Si leen el libro, a los dos primeros posiblemente los encuentren en sus páginas, pero Alba no está, porque llegó después. No pasa nada, todavía el autor tiene algunos ciclos litúrgicos más para incluirla (como espero que así sea, aunque no prologue yo la obra...)

Pues bien, el otro día escuchábamos un vídeo de Facebook o whatsapp, no recuerdo bien.. (cosa rara, que Pepe mande un vídeo) en casa y por allí trasteaba Alba. Cuando oyó las palabras y la música, se acercó al móvil y se quedó mirando la escena hasta el final. Cuando terminó, Alba sonreía y nos preguntó muy directa: “¿Me estaba hablando a mí, verdad?”

  • - Sí, hija, a ti te hablaba. - Le dije inmediatamente. Y es que así era: cuando Pepe entra y comparte su visión de la realidad, analiza lo que le sucede o simplemente ora con nosotros, tiene la capacidad de algunos cuadros, que parece que te miran, los observes desde cualquier ángulo.

Leerlo con la vida al lado

Claro, no es que Pepe tenga la habilidad de los camaleones, que mueve los ojos con una libertad envidiable, sino que transmite algo que está al alcance de pocos: mirar la realidad desde el ángulo de lo universal, profundizar en los hechos desde el sentido profundo de lo humano, de lo común, del sustrato que nos mantiene y que nos une por debajo de las capas, más o menos profundas, que nos separan. Con él y con su manera de ser y de estar aprendí que la verdadera cultura, el saber que es sabor, es aquello que nos permite deleitarnos en la experiencia del ser, del existir, y alcanzar, aunque sea por un instante difuso y muchas veces efímero, la certeza de vivir en el amor del Padre y expresarlo por medio del amor a otros. Y eso es humano, tan humano que es divino. O viceversa, no lo tengo claro.

Aunque sea una perogrullada, dejen que les sugiera que lean este libro. Que lo lean de verdad, sin prejuicios. Que superen el error de su título, que parece que da a entender que es un libro para curas. No, no es para curas. O sí, pero también. Es un libro para todos. Tan es así que les pido incluso que se acerquen aquellos que no sean creyentes. Esta obra no está dirigida en exclusiva a los cristianos, al igual que el mensaje de Jesús no es solo para los creyentes. Esta obra habla del sentido de vivir con los ojos abiertos. Abiertos para entender lo que pasa, pero abiertos también en su acepción de disponibles. Abiertos al infinito que habita en cada uno de nosotros, que nos rodea y que nos envuelve de belleza y trascendencia. Porque ya saben que la religión es solo una de los modos de vivir la espiritualidad de la persona, y esta dimensión está por encima de la religión, pues sin la primera no se entendería la segunda. Apunte para cristianos: la dimensión trascendente de la persona quizá es el regalo más humano que nos hace el buen Dios.

Repasar las letras de este libro es encontrarme con historias que me configuran, muchas de ellas que me sacuden por personales y por humanas. Esta obra tiene la virtud, como decía alguien querido, de iluminar sin brillar, pues el brillo ciega y la luz guía. Les animo a que entren en el misterio de la mano de estos textos que, ya les digo, no son homilías: son hechos de vida ofrecidos como muestra de profunda humanidad.

  • - Papá, ¿me está hablando a mí? - preguntaba mi hija

–  Sí, Alba. A ti te habla.

Muchas gracias.

…. Y ahora, en verso

Me toca hablarles de un libro

De trozos de una existencia

En el que están recogidos

Momentos de vida plena.

A trazos gruesos pintaba

El cura Pepe su paso

Por la vida caminaba

Durmiendo noches al raso.

Y en la quietud nocturna

De pincel fino, callado,

Afinaba la escritura

Con colores, luz y canto.

El buen Dios miraba absorto

La cadencia de su siervo

Y se dijo en voz de brisa

Lo que Pepe vive es cierto.

Cada pequeña señal,

Cada sencilla paleta

Pintaba Pepe una historia

Que bien pudiera ser nuestra.

Recoge en el libro trazos

De evangelio, dice él,

A trozos de vida, o sorbos,

Podríamos pensar más bien.

Pasearon por sus letras

Historias y nombres, rostros,

Dios del mundo, destrozado,

Dios del hombre, portentoso.

Y solo cabe pensar

Mirar con el corazón

Los hechos dichos y vivos

De un cura que da razón.

Dios de Jesús, Dios de Jacob,

Dios de Alberto, Dios de Andrea

Miro tus huellas de historia

Y sé que Pepe la cuenta.

Abran el libro y lean

Cada texto es un tesoro

No me digan que no es cierto

Que en sus letras vamos todos.

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JSM 20/10/2023

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