Impresionante historia de caridad

Cuando terminaba de vivir un día o dos en cada casa de un pueblo, la última casa lo llevaba en un carro tirado por una yunta de vacas a otro pueblo. Comía lo que comían todos, dormía sobre un haz de paja en una cuadra, pocas veces en cama. La mayoría de casas ni siquiera tenía las necesarias para los que vivían en ella. Aquella vez, todos los habitantes del pueblo que lo llevó a otro en el que murió lo despidieron. Una persona del tiempo del ciego me contó: “Antes de que la primea curva nos lo arrancaras de los ojos, nos hacía señal con la mano como los niños. Él veía el camino con el pensamiento. Esta vez nada. Entonces le gritamos todos: Adiós ciego. Iba acostado en el carro calzado de lado y lado con saquitos en los que llevaba su mundo. Nos dijo el que guiaba las vacas: Cuando oyó trató de levantar la mano pero no pudo. Dos lagrimones resbalaron por sus mejillas". A los pocos días se murió. Alguien dijo en su entierro: “El ciego tenía todo el tiempo del mundo para mirar el corazón de las personas y las cosas porque no veía nada que los distrajera”.
PD.: La historia completa el ciego se cuenta en "Raposiño i o cego" (Edit. Limaia. Sandias (Ourense)
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