La muerte de un ser querido supone un vacío, una desaparición, un hueco que no va a llenar nada ni nadie. El luto, el duelo son esenciales después de la muerte de un ser querido, hay que acostumbrarse a convivir con el vacío que deja el ser querido y con la ausencia de alguien que hizo parte de nuestro proyecto de vida. “Hoy la muerte ya no es un tabú, la gente ya no ve la muerte como algo desagradable porque nosotros le ponemos buena cara al muerto, convertimos el velorio en una reunión de amigos en la que servimos refrescos y un piscolabis”, oí a un empresario de la muerte. La tanatopraxis embadurna a los muertos, los maquilla, le mete el teléfono y les pone música en la tumba, les hacela operación estética para que “estén más bonitos que en vida”. Niegan la muerte o, lo que es peor aún, quieren que la olvidemos.