La archidiócesis se vuelca con el 'Tiempo de la Creación' Placas solares, un huerto, formación... Así cuida la Iglesia de Madrid la creación
El Papa confiesa su recorrido de conversión ecológica: "¡Antes no entendía nada!"
Osoro: "No hay progreso cuando se produce una degradación social de la tierra, que golpea de forma especial a los más pobres"
En la diócesis de Madrid,el acto central se desarrollará este sábado, 12 de septiembre. Será una jornada de oración católica-ortodoxa presidida por el arzobispo, cardenal Carlos Osoro, el metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado ecuménico de Constantinopla, y monseñor Timotei, obispo ortodoxo rumano
En la diócesis de Madrid,el acto central se desarrollará este sábado, 12 de septiembre. Será una jornada de oración católica-ortodoxa presidida por el arzobispo, cardenal Carlos Osoro, el metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado ecuménico de Constantinopla, y monseñor Timotei, obispo ortodoxo rumano
| B. Aragoneses/Infomadrid
La encíclica Laudato si que escribió el Papa hace cinco años fue el culmen de su recorrido de conversión ecológica, tal y como él mismo ha confesado. «¡Antes no entendía nada!». Estas palabras las pronunció recientemente en el Vaticano ante un grupo francés de trabajo por el medio ambiente. Y junto a ellas, un discurso en el que desarrolla las «grandes motivaciones» que la fe ofrece para defender la naturaleza: en un universo que ha nacido del amor de Dios, «el cristiano solo puede respetar esta obra que el Padre le ha encomendado».
En esta misma línea, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha dado las claves en su última carta semanal para impulsar una educación para el cuidado de la creación, ya que todo lo que le sucede afecta al hombre. «No hay progreso –explica– cuando se produce una degradación social de la tierra, que golpea de forma especial a los más pobres».
Placas solares en la parroquia
Muchas son las parroquias y las instituciones religiosas que siguiendo esta estela se han puesto manos a la obra para promover una conciencia ecológica y actuar, como dice el Papa, «concretamente donde sea posible». La parroquia Virgen del Camino (Collado Villalba) llevaba tiempo madurando un proyecto de eficiencia energética que se hizo realidad el 24 de marzo, en pleno Estado de alarma, cuando se terminaron de colocar 48 placas solares en la cubierta del templo (en la imagen superior). Su máxima producción es de 13 kW de potencia en condiciones óptimas, es decir, a pleno sol.
Con los paneles se da respuesta, como explica el párroco Roberto Rey, a tres vertientes. La primera, ecológica: «Usamos una energía limpia que no contamina; de hecho, en la factura mensual viene especificado el número de árboles que hemos plantado [el primer año, la compañía calcula más de 600] y de dióxido de carbono que se ha evitado [13,5 toneladas estimadas al año]».
Una segunda, caritativa: la energía sobrante, en virtud de la normativa de autoconsumo fotovoltaico, se puede compartir con viviendas situadas en un radio de 500 metros. «Justo frente a la parroquia tenemos un grupo de familias beneficiarias de Cáritas que viven en situación de pobreza energética», con lo que esa bolsa de kW no consumidos tienen ya destinatario.
Y una tercera, particular. No solo están ahorrando unos 600 euros al mes en la factura de la luz, sino que además se cubren los gastos del comedor social de la parroquia: «La hora de la comida es cuando más luz hay, por lo tanto, máxima producción de energía, y como la primera que se consume es la fotovoltaica antes que la de la red, nos estamos ahorrando los costes de las gavetas para mantener la comida caliente, las luces, la nevera, el lavaplatos…». Así las cosas, el párroco tiene claro que «cumpliendo la ley de Dios y el mandato bíblico, cuidando la casa común, se ayuda a los feligreses en situación de pobreza energética, al medio ambiente, y además sale más barato. La creación es agradecida y te devuelve el beneficio».
Crear conciencia ecológica
En la parroquia Nuestra Señora del Valle, en Pacífico, se creó hace un año un grupo de Ecología que surgió del estudio de Laudato si en los grupos de formación permanente. «Fue creándose en nosotros una conciencia de conversión ecológica –destaca José Luis Hernando, uno de los integrantes– y surgieron ideas prácticas». Así, instalaron contenedores de reciclaje de tapones, gafas y móviles viejos; se comenzó a trabajar con los niños en las catequesis en esta conciencia ecológica; y se asumieron medidas «sencillitas, porque lo que funciona es una suma de cosas pequeñas», como usar detergente a granel o emplear los menos plásticos posibles. Y entre los planes a futuro está el de instalar pantallas de proyección en el templo para eliminar el papel de los cantos del coro.
Este despertar de la conciencia a la necesidad del cuidado de la creación ha planteado un reto al Grupo de Ecología de la parroquia que resume Hernando: «Tenemos que cambiar nuestra forma de vida, marcada ahora por las prisas, el consumismo… Pararnos y pensar que lo que queremos es ser felices al abrigo de la fe. La clave está en disfrutar de las cosas pequeñas».
Huerto Hermana Tierra
Más de 35 años estuvo el huerto del convento de los capuchinos de El Pardo en barbecho. Hasta que en 2013, el Servicio Capuchino para el Desarrollo (Sercade), lo sacó del letargo y le dio vida desarrollando el proyecto Huerto Hermana Tierra, cuyo motor es el cuidado de la tierra y el cuidado de los más débiles. La idea surgió como una forma de acoger a jóvenes migrantes en situación de exclusión social y ofrecerles un contrato laboral para que se forjen un futuro. «Se trata de darles formación y estabilidad personal para que cuando salgan del proyecto y se enfrenten al mercado laboral tengan herramientas», cuenta Inmaculada Martín, la responsable.
En la actualidad hay trabajando tres chicos, que se suman a los siete que han pasado por el huerto a lo largo de estos años. «Todos, migrantes subsaharianos a los que ya hacíamos acompañamiento previo en Sercade». Cuidan un huerto plantado en una hectárea y media de terreno en el que se cultivan durante todo el año, tanto en invierno como en verano, todo tipo de verduras y hortalizas: pimientos, acelgas, espinacas, brócoli, calabaza.... También algunas frutas, «ahora tenemos melones, sandías y 12 árboles frutales, aunque estos cuestan más porque nuestro rebaño de ovejas [que también tienen uno] se los comen», reconoce la responsable. Y se hace mediante técnicas agrícolas sostenibles, sin utilizar productos contaminantes, promocionando la diversidad de cultivos y renunciando a fertilizantes y pesticidas químico-sintéticos, entre otros.
El proyecto se encarga también de enviar quincenal o mensualmente a su bolsa de clientes los pedidos. El excedente o los donativos, puesto que también hay cestas cero, se destina a familias vulnerables de las Cáritas parroquiales o a comedores sociales.
Tiempo de la Creación
Las parroquias Santa Cristina (paseo de Extremadura, 32) o Nuestra Señora de Las Rosas (Suecia, 44) también cuentan con un huerto ecológico propio, y en San Germán se creó este verano un Grupo de Ecología para fomentar el respeto de la biodiversidad. Son todas ellas iniciativas que adquieren especial relevancia este mes, cuando en el mundo entero, y por parte de diversas confesiones cristianas, se celebra la iniciativa Tiempo de la Creación.
En la diócesis de Madrid,el acto central se desarrollará este sábado, 12 de septiembre. Será una jornada de oración católica-ortodoxa presidida por el arzobispo, cardenal Carlos Osoro, el metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado ecuménico de Constantinopla, y monseñor Timotei, obispo ortodoxo rumano. Por medidas de seguridad en estos momentos de pandemia, se hará online.