La entidad alza su voz contra una situación que está afectando a tantas personas, a tantos niños, para pedir la paz: "Ahora más que nunca debemos tener presente la misión educativa y evangelizadora de nuestra escuela, ser sembradores de paz, justicia y fraternidad".
"El dolor de tantas familias, la pérdida de vidas inocentes y la destrucción de hogares y escuelas nos interpelan como comunidad cristiana y como educadores. Nuestros jóvenes merecen conocer y reflexionar sobre estas realidades, no desde la polarización, sino desde una mirada que promueva la empatía, la solidaridad y la esperanza", añade.
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Al mismo tiempo, traslada todo su apoyo a sus centros y comunidades educativas, "que desde su vocación educativa y su compromiso con los valores cristianos y los derechos humanos, pueda acompañar este proceso formativo de la manera más adecuada, siempre en clave de respeto, apertura y construcción de paz".

En este sentido, reitera su compromiso con el Pacto Educativo Global (PEG) promovido por el papa Francisco e impulsado ahora por León XIV, en el que se se invita a construir juntos una gran alianza educativa para transformar el mundo.
El PEG llama a formar personas capaces de apostar por la paz, el respeto de los derechos humanos, el cuidado de la creación, la fraternidad universal y el diálogo entre culturas y religiones.
"Educar en este sentido significa acompañar a nuestros alumnos a ampliar la mirada, a comprender el sufrimiento humano, y a creer que es posible un cambio hacia la fraternidad y la justicia. Solo desde una educación arraigada en el Evangelio podremos transformar la violencia en reconciliación y el odio en encuentro", señala Escuelas Católicas.
"Solo desde la unidad lograremos transmitir a nuestros niños y jóvenes el mensaje de paz que el mundo necesita"
Asimismo, como miembros del Consejo Escolar del Estado, se suma a la declaración conjunta que emitía ayer su Comisión Permanente, de la que Escuelas Católicas forma parte: "Solo desde la unidad lograremos transmitir a nuestros niños y jóvenes el mensaje de paz que el mundo necesita".
"Tampoco podemos permanecer indiferentes ante quienes sufren las consecuencias de la guerra en Oriente Medio, en Ucrania, en África o en tantas otras zonas del planeta. Muchos de estos lugares reciben poca cobertura mediática internacional; pero el impacto sobre las poblaciones es grave en términos de seguridad, salud, desplazamientos masivos; hambrunas; destrucción de infraestructuras y, sobre todo, del alto número de civiles afectados", advierte.

Frente a la crudeza de la guerra, desde Escuelas Católica reafirma su "fe en la educación como camino de esperanza, convencidos de que los colegios son espacios privilegiados para sembrar la paz, cuidar la dignidad humana y formar generaciones capaces de construir un mundo más justo y solidario".
"Educar en valores cristianos y en los principios del Pacto Educativo Global es contribuir a que las próximas generaciones sean sembradores de paz y humanidad"