¡Bien por el Papa!


Lo escribe nuestro admirado Juan Vicente Boo en el ABC de hoy. Desde el avión papal, Benedicto XVI ha querido que no quede una sombra de duda sobre la "tolerancia cero" de la Iglesia frente a los abusos sexuales. El Papa es sincero, y no dudamos que hará todo lo que esté en su mano para paliar esta lacra, que en el caso de los sacerdotes es especialmente sangrante. ¡Bien por el Papa! Y feliz cumpleaños, Santidad.

Recojo el texto de ABC:
Benedicto XVI cogió ayer el toro por los cuernos durante su vuelo hacia Estados Unidos condenando severamente los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y manifestando sentirse «profundamente avergonzados» por esos comportamientos delictivos. Durante una conferencia de prensa en el avión, el Papa manifestó que los abusos cometidos por una minoría de sacerdotes «han sido un gran sufrimiento para la Iglesia en Estados Unidos, para la Iglesia en general, y para mí personalmente».
El Santo Padre dejó claro que no estaba hablando «de homosexualidad sino de pederastia, que es otra cosa», y reiteró vigorosamente que la pederastia «es absolutamente incompatible con el sacerdocio, y quienes han sido culpables de pederastia no pueden ser sacerdotes».
En tono dolido, el Papa confesó que «cuando leo las historias de las víctimas, me resulta muy difícil comprender cómo es posible que un sacerdote pueda traicionar su misión, que es la de dar consuelo, y la de dar amor de Dios a los niños». Por eso, la Iglesia está decidida «a que estas cosas no puedan volver a suceder en el futuro».
Para ello, según Benedicto XVI, «tenemos que actuar a tres niveles: el de la justicia, el de la pastoral de la reconciliación y el de la prevención». En el primer nivel, el jurídico-legal, la Iglesia se ha dado ya normas más severas para hacer limpieza en sus propias filas y para colaborar con las autoridades, «pues tenemos que hacer justicia a las víctimas y, también, ayudarlas».
Misión pastoral
A nivel pastoral, la tarea consiste en facilitar la ayuda a las víctimas y la reconciliación. Según el Papa, «en esto están trabajando los obispos, los sacerdotes, y también muchos laicos, que han hecho todo lo posible para ayudar y para curar heridas».
A su vez, el nivel de prevención ha incluido «una visita apostólica a los seminarios para asegurar que se imparte una profunda formación espiritual, humana e intelectual». El Santo Padre señaló que tanto los obispos como los rectores de los seminarios «deben hacer todo lo posible para seleccionar estrictamente» a los candidatos, pues «es mucho más importante tener buenos sacerdotes que tener muchos sacerdotes».
Recibimiento de Bush
Abordando frontalmente en el avión el tema más peliagudo de su viaje, el Papa hizo posible que el pueblo norteamericano pueda concentrarse cada día en escuchar su mensaje, en lugar de especular sobre si hablará o no de un problema que ha costado a la Iglesia Católica no sólo una pérdida de confianza de los fieles sino también más de dos mil millones de dólares de indemnizaciones a las víctimas, causando la quiebra de cinco diócesis que no hicieron caso a Juan Pablo II cuando advirtió, ya en 1994, que tenían que hacer limpieza y colaborar con las autoridades.
De todos modos, Benedicto XVI volverá a abordar el problema de los abusos sexuales, o más bien a hablar de las soluciones, en su encuentro del próximo sábado con sacerdotes y religiosos en la catedral de Nueva York.
Ayer, durante el vuelo hacia Washington, el Papa agradeció al presidente Bush «que venga a recibirme al aeropuerto, que haya decidido dedicarme mucho tiempo y, también, recibirme el día de mi cumpleaños».
El Santo Padre recordó que su viaje tenía también como propósito celebrar el bicentenario de las primeras diócesis de Estados Unidos y el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El Papa destacó que los derechos humanos son parte «de la filosofía fundacional y de la antropología de las Naciones Unidas, y es necesario en estos momentos de incertidumbre y de crisis de valores hacer una profunda reflexión».

baronrampante@hotmail.es
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