El seminario de Almería, una llamada a la conversión cristiana Mensaje a 'Infovaticana': "Lean, al menos, las fuentes de sus informaciones"

Tenemos en Almería un gran seminario cerrado desde hace cuatro años. Hasta entonces era un lugar que solo servía de vivienda al obispo emérito, quien había acondicionado cómodamente sus apartamentos, y donde solo vivían nueve seminaristas.

Fue en el año 23 cuando el papa Franciscoabordó en reunión con los obispos españoles la necesidad de unir seminarios, dada la escasez de seminaristas y el alto coste de mantener estos inmuebles, amén de la riqueza que supone la convivencia y la formación común con otros muchos estudiantes. Así, algunos edificios solitarios se han convertido en seminarios interdiocesanos en diferentes lugares de España.

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“Infovaticana”, una página de desinformación que se dedica a hacer daño a aquello que supone ser progresista, avanzado y consecuente con el evangelio de Jesús, contiene gente de la fachosfera tan valiente que jamás firma sus artículos. Tal vez nos sorprendería que el autor-a de algunos de ellos es alguien bien conocido y cercano a nuestra diócesis… Que den la cara, con nombre y apellidos, sin miedo.

Esta gente, digo, no lee o no quiere saber cuáles son las fuentes solventes, en este caso la del obispado de Almería, que explican: “El seminario menor de Almería acogerá un proyecto de formación sociolaboral para personas migrantes en situación de vulnerabilidad”. Ellos esto lo traducen para tergiversar y confundir, y dicen: “quieren transformarlo en centro de acogida de inmigrantes ilegales”, incluso en el titular lo designan como “Centro de MENAS”, utilizando el mismo discurso falso y populista de la ultraderecha, con el único objetivo de desinformar, fomentar el odio y sembrar un miedo, a todas luces injustificado, sobre personas que buscan su futuro y huyen de la miseria y de la guerra.

En torno a este proyecto necesario, ilusionante y evangélico, alzan la voz en contra. Son los mismos de siempre, aquellos que con dinero pretenden mantener privilegios y estatus y se cobijan bajo determinadas siglas, o los que quieren beneficios de todo tipo a costa de quien sea, pero sin querer ver, ni sentir cerca a estas personas “pobres”.Sabiendo que uno de cada cuatro trabajadores que paga las pensiones en Almería es extranjero, o que los extranjeros en la provincia de Almería aportan 300 millones a la Seguridad Social.

Sabemos que el uso del Seminario es “un proyecto centrado en la formación y la inserción laboral de personas migrantes especialmente expuestas a condiciones de exclusión, muchas de ellas residentes en asentamientos chabolistas y otras formas de infravivienda en la comarca de Níjar y el Poniente almeriense”. Es decir, que pasamos de un edificio bien equipado y en desuso que se empleó para la formación de futuros sacerdotes, a formar a personas que desean integrarse en nuestra tierra, que son necesarios para el progreso de nuestra provincia, como indican diferentes sectores de la economía almeriense que afirman que necesitamos a las personas migrantes pues generan un motor positivo para la economía, y que es necesaria la regularización de su situación. Los necesitamos, pero no les damos la oportunidad de integrarse, de formarlos y de darles viviendas y condiciones dignas y humanas.

Ese edificio cerrado y utilizado hasta hace cuatro años al cinco por ciento, solo generaba gastos. No olviden que el edificio es propiedad de la Iglesia Diocesana y esta está en el derecho de dar uso a los espacios de su propiedad para lo que estime oportuno en cada circunstancia de la vida, y especialmente en favor de los más necesitados.

Defender el uso del Seminario de Almería para la formación de migrantes, no es solo una decisión pragmática o política. Es, sobre todo, un llamado a la conversión cristiana que nos invita a mirar al migrante con los ojos de Jesús, quien nos enseñó que el amor y la acogida son las bases de una sociedad justa y a seguir las enseñanzas del papa Francisco y los principios del Evangelio.

La Iglesia debe ser un modelo de solidaridad, de inclusión y de lucha contra la injusticia, y el Seminario de Almería es un espacio propicio para llevar a cabo esta misión. Así, el uso del seminario para la formación de migrantes se convierte en una respuesta no solo a las necesidades inmediatas de las personas que llegan, sino también a la llamada de la Iglesia a ser una comunidad que acoge, forma, y transforma.