Hermana Presentación: "Yo no tengo miedo de volver al Congo. Si allí fuera útil, volvería"

Y que hoy, apenas dos días después de su regreso a España (después de varias operaciones en Johanesburgo y Goma), sin apenas tiempo para descansar, se empeñó en comparecer ante los medios para dar las gracias por la preocupación del pueblo español -y la "eficacia y responsabilidad" del Gobierno a la hora de repatriar a la religiosa- y, de paso, denunciar la situación de los cientos de miles de desplazados del genocidio de Ruanda y Congo.
Bien podía haberse quedado la hermana descansando y tomando conciencia de su nueva situación. Pero no. Este mediodía nos dio una nueva lección de entereza y esperanza, preocupándose menos de los detalles de su tragedia personal -"doy gracias a Dios, porque me ha dado la oportunidad de seguir viviendo y colaborando, desde donde sea", afirmó- y reclamando a la comunidad internacional más ayuda, porque la que llega "es absolutamente insuficiente”.
Cansada, pero tranquila, y tratando de hacerse con su nueva realidad (la silla de ruedas), la religiosa recordó el momento de la explosión, que destrozó su casa. “Aquello no fue un atentado, sino una bomba perdida”, bromeó, asegurando que “los militares de ambos bandos (Gobierno y rebeldes) nos conocían por nuestros nombres, y nos respetaban, así que no puedo pensar que fuera un atentado. Nosotras estamos para curar enfermos, fueran del bando que fueran”.
La hermana Presentación llevaba 14 años entre Congo y Ruanda, luchando por mejorar las condiciones de vida de los millones de desplazados en el genocidio de hutus y tutsis y la posterior guerra civil, que se ha llevado por delante varias generaciones de niños soldado. “Es una pena. Son enviados a la guerra sin preparación, y son las primeras víctimas. Hay familias que intentan casar a estos niños deprisa, para evitar que les lleven a primera línea de combate”, añade. “La gente de allí –insiste- se desplaza de un sitio para otro, sin saber dónde ir ni cuándo terminará todo. Se sienten inseguros y hambrientos. Espera solamente en Dios, no tienen otra cosa a la que agarrarse”.
En su centro de salud, las hermanas colaboran con Naciones Unidas y Médicos Sin Fronteras para erradicar el cólera y la malaria, “que son casi permanentes allí”. “No me arrepiento en absoluto de haber ido allí”, contestó con voz firme. “Doy gracias a Dios porque me ha dejado seguir viviendo, y quiero seguir colaborando, desde donde sea”, añadió, pensando en el futuro. A su lado, la hermana Urbana, que la acompañó en todo momento, y que aprovechó la coyuntura para pedir a su provincial que la dejara volver a Congo "en cuanto se pueda, el próximo mes".
Las Religiosas de San José de Gerona quisieron expresar públicamente su agradecimiento tanto al Ministerio de Asuntos Exteriores como a la vicepresidenta De la Vega y la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Trinidad Jiménez, puesto que “gracias a su diligencia, sus detalles y su cercanía, podemos tener a nuestra hermana sana y salva”. Las religiosas regresarán a Congo “en cuanto nos sea posible” para continuar ayudando a “tantas personas que están sufriendo sin esperanza de un mundo mejor”.
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