La Iglesia y la lucha contra la pobreza

«Obras son amores y no buenas razones». Este refrán español refleja perfectamente la actitud de la Iglesia Católica en España frente a la tragedia de la crisis. Los obispos no proponen recetas mágicas para salir de una situación económica profundamente dolorosa para millones de ciudadanos, pero sí saben indicar los verdaderos motivos morales que han provocado esta crisis mundial y a la vez invitan a todos los creyentes a implicarse con su patrimonio personal para paliar las dificultades más urgentes que se están dando entre nosotros. De hecho, ellos mismos se aprietan el cinturón y destinarán tres millones de euros del fondo común interdiocesano para sostener la labor de ayuda más urgente.

Esto no es nada nuevo, pues Cáritas y Manos Unidas llevan muchos años luchando contra la pobreza dentro y fuera de nuestra patria con las aportaciones que los católicos hacemos desde nuestras parroquias o comunidades cristianas. Y es que nadie desconoce la inmensa labor social que desde su comienzo la Iglesia siempre ha realizado con los más pobres. Es un tópico muy pasado de moda hablar de las riquezas de la Iglesia, pues la única riqueza que ésta tiene es a Jesucristo, que invita a cada creyente a entregarse por completo a los demás.

Si ha habido en la historia de la humanidad alguna institución verdaderamente comprometida con los más débiles e indefensos ha sido la Iglesia, que sigue anunciando el Evangelio a los más pobres y desfavorecidos y no sólo con la palabras, sino siempre con las obras. Por eso hemos de estar orgullosos de la labor que durante siglos los cristianos hemos realizado frente a las diferentes crisis que han atravesado los pueblos y a la vez continuar con el mismo espíritu de lucha para seguir dando a todo ser humano que sufre el reconocimiento de su propia dignidad. No basta con gritar o protestar, como hacen muchos, es necesario actuar con la entrega de lo que somos y tenemos.

(ABC)

baronrampante@hotmail.es
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