Un capelo para un milagro
Dos hombres jóvenes -al menos, para lo que se estila en nuestra Iglesia-, que han tenido y tienen altas responsabilidades y una gran estima en el Pontífice. La designación de cualquiera de los dos, además, abrirá las puertas para un cambio de orden en la Conferencia Episcopal. No olviden que hay elecciones a la presidencia en marzo de 2011, y que Rouco Varela cumple los 75 años en agosto. En un primer momento dábamos cinco nombres: Osoro, Braulio, Barrio, Asenjo y Blázquez. El primero y el último son los que, hoy por hoy, tienen posibilidades reales de convertirse en cardenales. Son varias las fuentes que dan casi hecho el birrete para el arzobispo de Valladolid. De lo cual nos alegraríamos, al igual que si fuera para Osoro.
Y es que tanto Blázquez como el arzobispo de Valencia simbolizan una Iglesia moderada, de escucha, de participación. Carlos Osoro tiene el tiempo a su favor, y una Iglesia diocesana grande -Valencia es la segunda diócesis, tras Madrid, más grande de España-, que le permitirían crecer en relevancia aunque no fuera cardenal.
El caso de Blázquez es distinto: "castigado" por Rouco Varela tras su paso por la presidencia de la Conferencia Episcopal, su designación sería, además de una designación como futuro líder de la Iglesia española, una muestra de agradecimiento por el gran trabajo que el arzobispo de Valladolid está llevando a cabo en el que, probablemente, sea el mayor de los escándalos con los que se ha topado la Iglesia católica en su reciente historia: los abusos del pederasta Marcial Maciel y la tupida red de relaciones que logró forjar en Roma y el resto del orbe cristiano. Confiemos en que, al menos uno de los dos, sea investido cardenal en el inminente consistorio. Un capelo para un milagro.
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