"Estuve desahuciado y no me acogisteis"

Probablemente, alguien, algún día, podrá decir esto al cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Y es que lo que sucedió el pasado viernes en la catedral de La Almudena clama al cielo. La Iglesia, que siempre ha sido refugio de los más desfavorecidos, de aquellos que luchaban por un mundo más justo, contra las iniquidades de los diferentes sistemas, vuelve a mirar hacia otro lado y, lo que es peor, echa a los pores del templo por la fuerza.

La Policía llegó a La Almudena para sacar a los que denunciaban los desahucios injustos de la crisis injusta, porque los responsables del templo avisaron. No quisieron atender las peticiones de los pobres, de los que sufren, y -como viene sucediendo con demasiad frecuencia- volvieron a dejarse en evidencia.

El máximo responsable de la diócesis, el cardenal Rouco Varela, sigue obstinadamente callado. Ni una palabra de la crisis, de los pobres, de quienes más sufren. Sólo una llamada para desalojar a los desalojados. Algunos hubieran echado a José y María del mismísimo portal de Belén. Y no se les cae la cara de la vergüenza. Y no les aceptan la dimisión. Que urge, que clama al cielo. Que gritarán las piedras. Porque los pobres ya lo están haciendo.

baronrampante@hotmail.es
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