Los kikos aceptan las modificaciones exigidas por el Papa

Según nos cuenta la página del Camino Neocatecumenal en Italia anunció este jueves que el Papa Benedicto XVI habría aprobado los Estatutos definitivos del Camino Neocatecumenal, fundado por el laico español Kiko Argüello en la década de los 60. Según me acaban de confirmar ahora mismo, no se trata de la web oficial del Camino. Tras seis años de experimento de los estatutos transitorios aprobados en 2002 por Juan Pablo II, nos explica la web, Benedicto XVI "ha colocado su propia firma sobre el texto del estatuto del Camino neocatecumenal reconociendo así oficialmente al Camino como uno de los carismas de la Iglesia". La noticia ha sorprendido a Kiko Argüello y Carmen Hernández en Israel, aunque ya están de camino hacia Roma para afirma el Camino, "definir los tiempos y la modalidad de la ceremonia oficial de entrega de los Estatutos recién aprobados por el Santo Padre". Por lo que me cuentan, dicha ceremonia tendrá lugar muy pronto, aunque se está a la espera del decreto final, que está ultimando la Secretaría de Estado. Todo esto es verdad, pero no es toda la verdad. Veamos.
Desde las comunidades neocatecumenales, además, se nos confirma que la noticia es cierta, pero que el Camino no hablará hasta que no sea la Santa Sede la que haga pública esta aprobación definitiva. Hubiera sido lamentable que un movimiento se adelantase a una decisión que no les compete a ellos, sino al Santo Padre. De hecho, el disgusto es palpable en Roma, aunque el propio Kiko ya se está encargando de aclarar que, oficialmente, ellos no han dicho nada. Más que nada, porque ya hay antecedentes. Y porque la Santa Sede, como ya dijimos en enero de 2006, ha hecho sensibles modificaciones en los estatutos iniciales. El Papa otorgaba, en una carta oficial, un "período de transicion de no más de dos años" para adaptar la liturgia de los kikos a la de la Iglesia. Si Kiko, Carmen y Mario Pezzi las han aceptado, entonces todo será una gran noticia.
¿Por qué? Porque, como comentábamos en enero de 2006 en la primera etapa de esta bitácora -por cierto, con diferencia el post más visitado de aquella época-, Benedicto XVI exigía al Camino Neocatecumenal que adaptara sus estatutos a la liturgia de la Iglesia, en especial en lo referente a la toma de la comunión, la participación de seglares en las homilías y la integración de los miembros de esta realidad eclesial en la vida de las comunidades parroquiales en las que se insertan.
El documento, firmado por el cardenal Francis Arinze, recogía «la decisión del Santo Padre» sobre las celebraciones eucarísticas en el seno del carisma fundado en los años 60 por el pintor español Kiko Argüello, tras «el diálogo llevado a cabo» por Benedicto XVI con los responsables del Camino el pasado 11 de noviembre. En un tono normativo, propio de la Congregación vaticana, se recuerda a los responsables del movimiento que «en la celebración de la santa misa, el Camino Neocatecumenal aceptará y seguirá los libros litúrgicos aprobados por la Iglesia, sin omitir ni añadir nada».
Uno de los aspectos que más preocupaba -y todavía preocupa- al Santo Padre es el de la integración de las comunidades neocatecumenales en el seno de las parroquias donde llevan a cabo su labor. En este sentido, la carta vaticana exigía a los kikos que «al menos un domingo al mes participar de la santa misa junto con la comunidad parroquial». Del mismo modo, la Santa Sede recordaba que «el domingo es el día del Señor» (los neocatecumenales celebran su liturgia los sábados por la tarde) y reclamaba al Camino «dialogar con el obispo diocesano para que se refleje en las celebraciones litúrgicas el testimonio de la integración» de dichas comunidades.
Entre las modificaciones más polémicas se encuentra el modo de recibir la comunión. En la actualidad, los fieles de este movimiento reciben el cuerpo y la sangre de Cristo sentados alrededor de una mesa preparada en el centro de la Iglesia, en lugar del altar, como exigen las normas de la Iglesia. En este sentido, la Santa Sede da «un tiempo de transición de no más de dos años» al Camino Neocatecumenal «para pasar del modo actual al modo normal para toda la Iglesia». A su vez, se pide a estas comunidades que utilicen «las otras plegarias eucarísticas contenidas en el Misal, y no únicamente la plegaria eucarística II». Otras reformas hacen referencia a las moniciones previas a las lecturas, que deben ser «eventuales» y «breves», y a la participación de seglares en las homilías. Para la Santa Sede, «la homilía, por su importancia y naturaleza, queda reservada al sacerdote o al diácono».
Benedicto XVI sí concedía la posibilidad de «intervenciones ocasionales de testimonio por parte de los fieles laicos», que serán breves y no habrán de confundirse con la homilía. Finalmente, la Santa Sede concede a este carisma que continúe «con la excepción ya concedida, hasta una ulterior disposición» del intercambio de la paz, que realizan antes del ofertorio.
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