Míkel de Epalza, arabista e islamólogo

Hoy escribe Fernando Bermejo

Cuando, hace algunos años, se me presentó la oportunidad de hablar en La Sorbona sobre los progresos que en el ámbito de las ciencias de las religiones se habían producido en España en las últimas décadas, antes de viajar a París contacté con numerosos especialistas españoles para que me informaran sobre sus últimas contribuciones. La más generosa de todas las respuestas que recibí fue la de Míkel de Epalza, catedrático del área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante , que –sin habérselo solicitado– no sólo me envió un buen número de separatas de sus trabajos, sino también su entonces reciente traducción del Corán al catalán, en una voluminosa edición.

Este inesperado trato por parte de alguien a quien no conocía –y a quien no tuve más tarde el privilegio de conocer personalmente– da muestras de su gentileza, y me hace lamentar más su desaparición. Míkel de Epalza Ferrer, de familia vasca, nacido en Pau (Francia) en 1938 –en Francia vivió hasta los 10 años–, formado en Cataluña y profesor en el país valenciano desde 1979 hasta 2007, cuando se jubiló –después de haberlo sido en las universidades de Orán, Argel y Túnez, así como en otras varias universidades españolas– falleció el pasado fin de semana en Alicante.

De Epalza es considerado uno de los grandes arabistas del siglo XX en España, una figura destacada en islamología y un grandísimo especialista en mudéjares y moriscos (léase v. gr. su libro Los moriscos antes y después de la expulsión, Madrid 1992). Contribuyó también a entablar lazos científicos y académicos entre el mundo árabe y España, y, en particular, estaba considerado una autoridad en el estudio de las relaciones hispano-argelinas desde la Edad Media hasta la actualidad.

La producción de De Epalza es muy variada, y aquí sólo mencionaré un par de trabajos suyos especialmente relevantes para la temática que más nos interesa en un blog como éste. La traducción que De Epalza llevó a cabo del Corán al catalán (L’Alcorà), con la colaboración del técnico lingüístico Josep V. Forcadell y del profesor de Traducción Joan M. Perujo, fue publicada en la editorial Proa en 2001, y galardonada con diversos premios. El interés de esta traducción de las 114 suras o capítulos del Corán (6.236 ayats o versículos) no es sólo su calidad literaria, que intenta reproducir la musicalidad del árabe, sino también la exposición de los criterios traductológicos empleados. De Epalza pretendió hacer una versión lo más cercana posible al original en el fondo y la forma –que en el caso del Corán es importantísima–. Como el mismo Epalza afirmó alguna vez, traducir con conocimiento exacto y con aprecio al “otro”, al “diferente”, es una de las actividades más eficaces de interculturalidad, de disolución (o amortiguación) de los prejuicios.

Una de las grandes pasiones intelectuales de De Epalza, a la que empezó dedicando su tesis doctoral, fue la obra de esa curiosa personalidad que fue el franciscano mallorquín Anselm Turmeda o Abdallah al-Taryuman (Abdalá el traductor). Turmeda vivió a caballo entre los ss. XIV y XV: nacido ca. 1355 en Mallorca, estudió en Lérida y Bolonia; ordenado sacerdote hacia 1379, se convirtió al Islam en Túnez en el último cuarto del s. XIV. Su caso fue especialmente sonado: durante su vida las autoridades mallorquinas, eclesiásticos sicilianos, soberanos de Aragón y hasta el mismo Papa intentaron convencerle de que volviera al cristianismo, lo que no consiguieron. Murió ca. 1424. (Una anécdota: tras la guerra civil española, en 1942, el Ayuntamiento de Palma quitó el nombre de Anselm Turmeda de la calle que le había dedicado, para poner el de otro franciscano mallorquín; sólo varias décadas después su figura fue rehabilitada).

La obra principal de De Epalza sobre esta figura es Fray Anselm Turmeda (Abdallah al-Taryuman) y su polémica islamo-cristiana. Edición, traducción y estudio de la Tuhfa, Madrid 1994. Es la reedición de su tesis doctoral, presentada en 1967 en la Universidad de Barcelona, y que tuvo entre los miembros de su tribunal a José Mª Millás Vallicrosa, Martí de Riquer o Juan Vernet, y luego publicada en Roma en 1971 por la prestigiosa Accademia Nazionale dei Lincei. La Tuhfa es la última obra que escribió este traductor, escrita en árabe y autobiográfica.

Como Turmeda, Epalza aprendió árabe. Como Turmeda, fue traductor. Como Turmeda, viajó por el Mediterráneo y vivió en diversos países. Como Turmeda, aprendió a amar un mundo distinto a aquel en el que había nacido. Como Turmeda, tuvo una vida intensa. Este erudito de muchas raíces parece haber experimentado un proceso de identificación con la personalidad de Anselm Turmeda. Su mujer, Mª Jesús Rubiera, arabista como él, cuenta que en cierta ocasión un colega, sin el menor asomo de ironía, le dio “recuerdos para Turmeda” en Alicante, queriendo referirse evidentemente a De Epalza.

Sit ei terra levis

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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