Sobre la Restauración del Orden Social y su Perfeccionamiento de Conformidad con la Ley Evangélica
Introducción
Cuando se publicó la encíclica Quadragesimo anno se había producido un notable cambio en las circunstancias sociales y económicas respecto a las que regían cuando se publicó la Rerum novarum. Tres eran los principales datos de ese cambio:
a) El mal padecido por la sociedad en 1891 era la lucha de clases, entendida como “pugnatio classium” y no como mera “disceptatio classium”, esto es, entendida como lucha vital, agonal, no como mera contienda de intereses. En 1931, la lucha de clases no ha desaparecido aún, como desaparecerá de hecho al fin de la guerra 1939-1945; pero el mal ya no radica en ella, sino que se centra en la progresiva desintegración de la sociedad, mal mucho más vasto que el que representaba aquella lucha:
b) El régimen económico de 1891 estaba presidido por un capitalismo liberal de pequeñas unidades económicas, respecto al cual era pensable que pudiera funcionar con arreglo al “modelo”. El régimen económico de 1931 era el capitalismo de los grandes monopolios, que representa ya una forma de socialización, por supuesto, no estatificación, al menos en el terreno social.
c) El socialismo de 1891 era una cosa, y el de 1931 otra distinta. Aquel era, sin distinción y sustancialmente, materialista y antirreligioso; si existía alguna otra forma de socialismo, a penas si tenía peso posible ni era conocida como tal. En 1931, como advierte el propio Pontífice, si bien la esencia del socialismo sigue siendo socialista y arreligiosa, hay muchos que se llaman socialistas sólo por predicar un conjunto de medidas económicas contra las que nada tiene que oponer la Iglesia; o, si son discutibles, no son materialistas ni exigen una actitud arreligiosa en medida distinta que el capitalismo.
Esta diferencia de circunstancias preside el desarrollo de la encíclica. La primera diferencia apuntada es aludida expresamente en el cambio de tema abordado por la encíclica; éste es la cuestión social, en tanto que en la encíclica Rerum novarum era la cuestión obrera. La tercera diferenciación también es recogida expresamente en los párrafos que el Pontífice dedica a la evolución del socialismo. La segunda, no aludida de modo explícito, constituye la trama misma de la encíclica.
A estas diferencias, producidas en las circunstancias exteriores, se une un cambio en el horizonte contemplado: la Rerum novarum contempla las relaciones patrono-obrero en el interior de cada empresa; la Quadragesimo anno considera ya la complejidad de la vida económica nacional, que condiciona, más o menos severamente, las libres decisiones de aquellos; por eso, en lo que respecta a las posibles soluciones, la encíclica Quadragesimo anno ofrece una visión orgánica del orden económico-social, que falta en la Rerum novarum, dedicada más bien a apuntar correcciones concretas de instituciones singulares.
Algún autor autorizado, el P. Nell-Breuning, enlaza el programa positivo de la encíclica con la doctrina de la solidaridad cristiana del P. Pesch, elaborador de uno de los esquemas científicos más cumplidos dentro del catolicismo social.
La ocasión de la encíclica fue el 40 aniversario de la Rerum novarum. En la magna recepción celebrada el día 15 de mayo de 1931 en el patio de San Dámaso, el Papa anunció al mundo la inmediata aparición de esta encíclica, que, en efecto, fue publicada el día 23.
Sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento de conformidad con la ley evangélica.
Venerables hermanos y queridos hijos:
(1) En el cuadragésimo aniversario de publicada la egregia encíclica Rerum novarum, debida a León XIII, de feliz memoria, todo el orbe católico se siente conmovido por tan grato recuerdo y se dispone a conmemorar dicha carta con la solemnidad que se merece.
(2) Y con razón, ya que, aunque este insigne documento de pastoral solicitud le habían preparado el camino las encíclicas de este mismo predecesor nuestro sobre los fundamentos de la sociedad humana, que es la familia, y el sacramento del matrimonio (Enc. Arcanum, 10 febrero de 1880),sobre el origen del poder civil (Enc.Diuturnum, 20 de junio de 1981 y sus relaciones con la Iglesia (Enc. Inmortale Dei 1 de noviembre de 1885), sobre los principales deberes de los ciudadanos cristianos (Enc. Sapientiae christianae, 10 de enero de 1890), contra los errores de los socialistas (Quod apostolici muneris, 28 de diciembre de 1878) y la funesta doctrina sobre la libertad humana (Enc. Libertas, 20 de junio de 1888), y otras de este mismo orden, que habían expresado ampliamente el pensamiento de León XIII, la encíclica Rerum novarun tiene de peculiar entre todas las demás el haber dado al género humano, en el momento de máxima oportunidad e incluso de necesidad, normas las más seguras para resolver adecuadamente ese difícil problema de humana convivencia que se conoce bajo el nombre de “cuestión social”...
Ver. Ocho grandes mensajes
Ed BAC 1974
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