Esta que figura como título es una expresión acuñada por Luis Alemán Mur en el epílogo o prólogo de su libro La Ingenuidad de Jesús. La venganza de la Torá. Era el 11 de septiembre de 2001 en un momento en que hablando con una persona de Córdoba para leerle la última oración al Espíritu Santo, en la que comunica a la tercera persona de la Santísima Trinidad que la humanidad sigue siendo un caos.

Mientras le leía la oración, la televisión mostraba la imagen de los dos aviones incrustándose en las Torres Gemelas. Después comprendí, dice, que "aquello era una gerra de dioses". Alá contra Yahvé. Como la revancha de Alá por los muchos golpes recibidos de Yahvé. Era Osama ben Laden que surgía de las tumbas medievales para defender la fe, atravesando el corazón de judios y cristianos.

Para él, habría que revisarlo todo. Qué es Dios; quién es Yahvé; quién es Alá. Qué es tener fe. Qué es incredulidad. ¿Y el hombre, el ser humano, qué papel juega en esta guerra de dioses?. Considera muy grave que en el siglo XXI resurjan las guerras religiosas. Ahora las guerras se organizan por el control de las fuentes de energía, para defender fronteras o por visionarios engreídos.

El último que pretendió salvar al occidente cristiano, metiendo a Dios en un baño de sangre, con el clero repartiendo hostias y absoluciones en los cuarteles y en los campos de batalla, fue un enano general "por la gracia de Dios". Quería salvar a Dios de los ateos, comunistas y de los judeomasones. Alemán Mur piensa que las guerras se han secularizado y le produce pánico que los seres humanos continúen matándose. Le parece monstruoso también que uno o ambos cuarteles de mando alisten a Dios en sus filas.

Desea que su libro ayude a licenciar a Dios de cualquier guerra. Desea -para ayudar a Dios y salvar al hombre- que la tierra se secularice. Que se respete el silencio de Dios y no manoseemos su nombre. Desea asimismo que se desacralicen los templos, para sacralizar el único templo de Dios: el hombre. Desacralizar la historia para devolverle el protagonismo y su responsabilidad al hombre. Desacralizar las Escrituras para buscar la única palabra de Dios: Jesús. Desacralizar el poder para dejar a Dios ser sólo Dios. Y termina su prólogo al libro diciendo que es un teólogo "lenguaraz", a quien no aceptan los teólogos oficiales, las editoriales clericales ni las gentes educadas y de bien.
Luis Alemán Mur, prólogo a su libro La ingenuidad de Jesús. La venganza de la Torá. Ed. Utopía, Madrid 2003.
El próximo miércoles entramos ya en el libro.