Iglesia testimonio del Crucificado



La Iglesia no ignora que evangelizar en tiempos revueltos, como los que vivimos hoy, no es transmitir desde el pedestal en que está ecumbrada un mensaje aséptico, sino mostrar al mundo un testimonio nuevo de vida en el seguimiento de Jesucristo, que contraste con los poderes de dominación existentes.

Lo importante es el seguimiento del Crucificado que Pablo anuncia, aunque escandalice a cristianos y a paganos(1 Cor 1, 23)y que pervive en todos los excluídos del sistema. Todo lo demás no es otra cosa que la extendida religiosidad alienada, que espera una vida bienaventurada después de la muerte, en la que no se toca para nada lo específicamente cristiano.

Ortega se hizo eco de este sentimiento al decir que el seguimiento de Jesucristo, su imitación es la realidad dinámica que constituye a una Iglesia cristiana. Aunque en su desarrollo ha llegado a ser otras muchas cosas, sin embargo, todas ellas viven de aquella actividad nuclear, de manera que su realidad histórica depende en cada momento del fervor y docilidad que los fieles sienten hacia la ejemplaridad de Jesucristo. (Obras Completas II, 356).

Después de la apertura de la Iglesia al mundo con una imagen nueva que supuso el Concilio Vaticano II, hoy vive asediada por la tentación de replegarse de nuevo sobre sí misma, exigir más disciplina y reforzar el dogma para evitar fisuras en ella. (Eso explica que se hayan ocultado muchos casos de pederastia en ella). La pregunta es obvia ¿no está olvidando con esta postura algo tan esencial como es el envío al mundo, que es su razón de existir?

La Iglesia conciliar estaba decidida a abandonar el puesto de privilegio que había conseguido en su larga alianza con el poder (GS 76), pero al morir Juan XXIII y Juan Pablo I , se abandonó el proyecto. Los papas siguientes han visto difícil llevarlo a la práctica, dados los múlitples lazos Iglesia-Estado en casi todos los países. La Iglesia española en concreto los ha vuelto a considerar útiles para desempeñar su tarea, cuando se ha comprobado que estos han sido y son un serio obstáculo para la evangelización.

Ha sido un grave error porque esto supone permanecer en una Iglesia de la Edad Media (Estado Vaticano, concordatos, nuncios etc). Una Iglesia convertida en fortaleza de defensa, que ve enemigos por todas partes de los que ha de defenderse. La Iglesia oficial que así se manifiesta ante el mundo produce rechazo y crea incrédulos. A Ortega le impedía vivir en comunión con ella, por lo que le reprocha su dogmatismo y que estuviera creando continuamente antítesis innecesarias entre ciencia y religión, virtud-placer, tierra-cielo. "Vivimos entre antítesis", se lamenta (OC., II, 45ss).

Teólogos de reconocido prestigio entre nosotros no dudan en decir que "el
estamento más oficial de la Iglesia está siendo profundamente infiel al Vaticano II",
por estar demasiado metida en una estructura de poder. Y eso la lleva a que la búsqueda de su presencia pública se haga como una lucha de poder a poder. (En el caso de España esto es evidente). Es asimismo evidente que esta imagen no responde a la diseñada en el Nuevo Testamento. Una Iglesia que antes intervenía mucho en la vida pública de los Estados y ahora anhela en seguir interviniendo. El cristianismo es más favorable a una identificación con la sociedad.(JI. González Faus).
Volver arriba