Volver a Jesús de Nazaret hoy-2


Los discípulos, tras el viernes santo, recordando cómo hablaba Jesús de Dios y la manera como se relacionaba con él, creyeron que su vinculación con el Padre era especial, distinta a la de todos los demás, y lo formularon, pasándose así de una cristología implícita a una cristología explicita, de un Jesús que predica a un Jesús predicado.

Tras decir todo esto, y como si quisiera responder a la posible pregunta de alguno de nosotros respecto a cómo es que hacía esas afirmaciones en torno a Jesús si sobre él apenas sabemos nada de lo que se pueda sostener con seguridad que es históricamente cierto, dedicó unos minutos de su exposición a recordarnos la historia de la investigación exegética de los últimos siglos en torno a la figura de Jesús.

En una primera etapa, nos dijo, alzaron su voz aquellos que como Bultmann, su figura más emblemática, aseguraban que del Jesús histórico no se puede saber prácticamente nada, más aún que no es necesario, que basta con saber lo que creía la primera comunidad. Posteriormente, en una segunda etapa, se dejaron oír, nos dijo, quienes, como Bornkamm, creían tener pruebas suficientes para asegurar que podemos conocer los rasgos fundamentales de la vida y de la predicación de Jesús, y que a partir de ellos debe proseguir la reflexión teológica en torno a los mismos.

Últimamente, en una tercera etapa, han tomado el relevo en la investigación del Jesús histórico estudiosos, a juicio de Fraijó, más preocupados por describir el ambiente en que se desarrolló su existencia que en reflexionar sobre ella. Valora el trabajo de estos últimos, pero se muestra más en sintonía con los segundos.

En línea con esta toma de postura, termina su intervención señalando dos aspectos del pensamiento de Jesús que encontramos en las fuentes escritas y que cabe pensar que ciertamente pertenecen a la verdad histórica y de las cuales es posible afirmar que todavía hoy siguen teniendo actualidad y deberían ser tomadas en consideración:

Su invitación a repartir. Considera que este es un elemento clave del cristianismo, sin el cual éste no se puede decir que exista.

Su invitación a la esperanza, concretada en la fe en la resurrección, que es fe en que la última palabra en la vida no la tendrán los verdugos que acaban con la vida o con la felicidad del justo o del inocente, sino Dios.

Considera que sería un error por parte de la sociedad no aprovechar la aportación que Jesús hizo al desarrollo de la humanidad. Como el enano del cuento medieval que se subía a hombros de gigantes para otear por encima de los árboles, vemos más cuando aprovechamos lo que vislumbraron quienes nos han precedido.

Cuando caemos en la cuenta de que somos herederos de todos ellos y aprovechamos el legado que nos han dejado. De dicho legado, a juicio de Manuel Freijo, lo más valioso son las preguntas que ellos se hicieron y nos han enseñado.
Manuel Fraijó
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