¿Hay acceso a Dios? González Faus



1. ¿Hay Acceso a Dios? ¿Hasta Dónde?

Se ha comentado con frecuencia que Santo Tomás no habla
de "pruebas" de la existencia de Dios, sino de "vías".
Un camino no es una demostración: ésta conquista y
atrapa la meta que quiere demostrar. La vía, en
cambio, señala una orientación y una meta, pero no
garantiza la plena llegada a ella.

(Cont., viene del 30 de marzo)
1.3. Ética

Con la ética parecen complicarse las cosas. Pero no porque sin
Dios no pueda afirmarse una moral: El hombre es un ser con una
autonomía suficiente para que su recta conciencia y el recto uso de la razón, le declaren lo que es moral, sin necesidad de que alguien se lo dicte desde fuera

Se podrá objetar que los hombres raramente usamos nuestra razón y nuestra conciencia con la debida rectitud sino que con frecuencia las ponemos al servicio de nuestras pulsiones. Incluso, aunque usáramos la conciencia rectamente, el carácter incondicional de los imperativos morales no lo podemos fundamentar sin recurrir a un Absoluto: la razón y la conciencia nos pueden decir lo que está bien y lo que está mal, pero no nos dan una razón de por qué hay que hacer el bien y no el mal. Aunque eso no impida que los hombres podamos experimentar esos valores morales.

Y aquí comienzan a complicarse las cosas: la pretendida abso-
lutez de los valores morales parece contradicha cuando experi-
mentamos que, en la mayoría de las ocasiones, las cosas les van
mejor a quienes no obedecen a esos imperativos. Este fue el drama de la afirmación judía de Dios que, desde sus origenes,
tenía una profunda impostación ética. El salmista todavía reza-
ba: "apártate del mal, obra el bien y siempre tendrás una casa"
(36, 27).

Pero, en plan de aguafuerte a lo Goya, se le puede retorcer
diciendo: apártate del mal obra el bien...y nunca tendrás una casa. Esa prosperidad de los malos resulta seductora y amenaza
con pervertir todo el obrar humano. Así se vuelve imposible la
convivencia, y la sociedad se convierte en una guerra de todos contra todos donde el hombre no es mas que un lobo para el hombre.

Por eso, por más que sostengamos que el hombre puede saber bien lo que es bueno y lo que es malo, nadie se ha atrevido hasta ahora a montar, ni siquiera a soñar una sociedad sin "guardianes del orden" : sin policías, ni jueces, ni premios ni castigos; por eso se discute tanto la afirmación de Dostoievski: "Si Dios no existe todo está permitido". Ateos como Nietzsche o el primer Sartre la suscriben. Otros la niegan desde la propia experiencia del imperativo ético. Y nuestra cultura neoliberal y postmoderna parece haberse quedado con la versión de que si Dios no existe todo está permitido para mí, pero no para mi vecino...

Este callejón sin salida llevó a Kant a afirmar la existencia de Dios, no como conclusión de una demostración sino como la razón práctica": para salvar no exactamente la moral, pero sí la moralidad. Es lo que se ha llamado "el teísmo moral"de Kant, que no está muy lejos de la defensa que hace de los justos el libro bíblico de la Sabiduría (Cap4-5). En ambos casos no se afirma sólo la existencia de un Ser supremo, sino al menos, una clara relación de ese Ser con nosotros: la de ser aquello que el catecismo definía ingenuamente como "premiador de buenos y castigador de malos".

Ver: JI. González Faus. Cristianisme i Justicia, N. 190 2014
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