El Escándalo del Abuso Espiritual y Financiero en la Iglesia La fe asaltada: ¿Pastores de almas o lobos con piel de oveja?

"El propio Papa Francisco ha alertado en numerosas ocasiones sobre cómo este abuso puede esconder un "neognosticismo", una herejía moderna que lleva a una adhesión a un Cristo puramente nominal, a una idea, en lugar de a la persona viva y encarnada de Cristo"
"Investigaciones de gran alcance, como las realizadas en Australia, han arrojado luz sobre la íntima y oscura conexión entre el abuso espiritual, el abuso de poder y una faceta a menudo silenciada: el asalto directo a la dimensión material de las víctimas"
"Hoy se propone una Iglesia sinodal, con estructuras de gobernanza más responsables y transparentes, en armonía con los "estándares contemporáneos de buena gobernanza". Mientras tanto, en algunas investigaciones, se habla de verdaderas "mafias clericales", unidas no por el amor, sino por el espanto a que alguien corte estas prácticas"
"Hoy se propone una Iglesia sinodal, con estructuras de gobernanza más responsables y transparentes, en armonía con los "estándares contemporáneos de buena gobernanza". Mientras tanto, en algunas investigaciones, se habla de verdaderas "mafias clericales", unidas no por el amor, sino por el espanto a que alguien corte estas prácticas"
| Pbro. Juan Manuel Ribeiro, sacerdote de la arquidiócesis de Buenos Aires
“¡Qué hermoso que hagan caridad con uno!”. Esta frase, cargada de amarga ironía y pronunciada por un sacerdote diocesano ante la objeción de su obispo por las donaciones personales que recibía, revela una realidad que la Iglesia Católica apenas empieza a enfrentar. Detrás del velo de la espiritualidad, se ha tejido una peligrosa red que entrelaza el abuso de conciencia con una sofisticada explotación financiera. El mecanismo, perfeccionado con el tiempo, es alarmantemente claro: desviar cuantiosas sumas de dinero hacia patrimonios personales usando estructuras opacas como fundaciones civiles, todo al margen de la autoridad eclesiástica.
Un Abuso con Nombre Propio: La Manipulación Espiritual
Hasta hace poco, el abuso de conciencia o espiritual carecía de una tipificación propia en la legislación canónica, a menudo subsumido bajo la categoría más visible del abuso sexual. Sin embargo, una reflexión eclesial más profunda ha empezado a trazar perfiles más claros para esta sutil pero devastadora forma de manipulación.
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Autores como Wang (2006) lo definen como el "uso indebido de los medios espirituales de crecimiento personal por parte de las personas que proporcionan ayuda espiritual". Este tipo de abuso no siempre es obra de un individuo aislado; puede ser perpetrado por grupos enteros dentro de estructuras organizativas que lo permiten y facilitan.
El propio Papa Francisco ha alertado en numerosas ocasiones sobre cómo este abuso puede esconder un "neognosticismo", una herejía moderna que lleva a una adhesión a un Cristo puramente nominal, a una idea, en lugar de a la persona viva y encarnada de Cristo. Investigaciones de gran alcance, como las realizadas en Australia, han arrojado luz sobre la íntima y oscura conexión entre el abuso espiritual, el abuso de poder y una faceta a menudo silenciada: el asalto directo a la dimensión material de las víctimas.
El Modus Operandi: Radiografía de un Despojo Planificado
¿Cómo una relación de confianza espiritual se transforma en un plan para desviar fortunas?
El método para la apropiación de bienes ajenos se ha ido sofisticando con el tiempo. Ciertos clérigos, actuando como "buenos cazadores", establecen un verdadero "coto de caza", eligiendo cuidadosamente a sus presas. Sus objetivos suelen ser personas de alto poder adquisitivo, con una profunda necesidad espiritual que las hace vulnerables y, frecuentemente, sin hijos ni herederos forzosos (aunque no siempre).
El proceso es metódico. Primero, el confesor o director espiritual cultiva un vínculo de confianza y cercanía durante largo tiempo. Como "polluelos víctimas de aves de rapiña", las víctimas caen en las garras de quienes logran ser percibidos como figuras filiales o como los únicos depositarios idóneos de sus bienes. La estocada final se da bajo un manto de piedad, con la promesa de que los bienes serán utilizados "para la gloria de Dios y el bien de su pueblo". Con esta justificación, convencen a la víctima para que redacte un testamento a su favor o de una fundación.
La Fundación como Fachada
El mecanismo no pocas veces se sella con la creación de una fundación. El titular de esta entidad suele ser el propio abusador, rodeado de un séquito cómplice que actúa como consejo de administración. La fundación se convierte así en la beneficiaria directa de la herencia. Sin embargo, lejos de cualquier finalidad filantrópica, social o caritativa, estas fundaciones actúan como meras pantallas, asegurando que el beneficio económico redunde directamente en quienes las conducen.
Este patrón se ha observado tanto en fundadores de nuevas congregaciones, cuyo patrimonio personal aumentaba meteóricamente, como en el clero diocesano.
Cabe preguntarse si el "santo misionero y apóstol" de los barrios cerrados o predicados de los retiros espiritual en Europa (algunos en Suiza), está realmente en tierra de misión. O si está, más bien, tejiendo una extensa red de influencias y conexiones para asegurar su próximo botín. Para muchas víctimas, la respuesta es dolorosamente clara
El "Cleptoclero" y un Fracaso Sistémico Profundo
Quienes asaltan conciencias terminan por convertirse en un "cleptoclero", pues roban tanto lo más íntimo del corazón de los fieles como lo más material de sus bolsillos. Como Judas Iscariote, a veces se muestran interesados en los pobres, pero en realidad, terminan robando de la bolsa común. Utilizan la pantalla de proyectos solidarios o de crecimiento en la fe para esconder una finalidad puramente económica: la avaricia personal. Algunos incluso negocian con empresas de turismo, "vendiendo" su ministerio como acompañantes espirituales en viajes religiosos, lo que a su vez les permite tejer redes de influencia en estratos sociales donde pueden "cazar" nuevas fortunas.
Cabe preguntarse, finalmente, si el "santo misionero y apóstol" de los barrios cerrados o predicados de los retiros espiritual en Europa (algunos en Suiza), está realmente en tierra de misión. O si está, más bien, tejiendo una extensa red de influencias y conexiones para asegurar su próximo botín. Para muchas víctimas, la respuesta es dolorosamente clara.
La Lealtad Forzada: La Deuda Eterna de los Jóvenes
Los más jóvenes son un objetivo frecuente de esta manipulación de conciencias. Son captados con múltiples ofertas de crecimiento espiritual, a través de insistentes invitaciones a encuentros y retiros. El clérigo se muestra falsamente interesado en su progreso espiritual, pero en realidad teje una relación de exclusividad y total disponibilidad del dirigido hacia el director.
Es muy típico que estos abusadores sean muy habilidosos en el uso de las redes sociales y en la fabricación de su propia imagen, o más bien, autoimagen espiritual egocéntrica y narcisista. Todo abusador es narcisista, aunque no todo narcisista es abusador
La manipulación se refuerza con recordatorios constantes como "todo lo que hice por vos", una frase que genera en la víctima un sentimiento de deuda y gratitud eterna. Esto facilita una lealtad de vasallaje y, sobre todo, un pacto implícito de silencio. Se crea un estilo de vinculación clánico, con un líder que exige una fidelidad absoluta y que es a la vez temido, amado y odiado. Muchas veces inconscientemente odiado, más temido que odiado. La lealtad, el silencio y el estilo reservado y exclusivo caracterizan estas relaciones. Es muy típico que estos abusadores sean muy habilidosos en el uso de las redes sociales y en la fabricación de su propia imagen, o más bien, autoimagen espiritual egocéntrica y narcisista. Todo abusador es narcisista, aunque no todo narcisista es abusador. Se suele presentar como un gran evangelizador y preocupado por el bien espiritual y esto es el mejor anzuelo pesca.
¿Es la Iglesia víctima de individuos corruptos o sus propias estructuras fallidas permiten y protegen a los abusadores?
La estructura de la Iglesia se enfrenta aquí a un desafío mayúsculo. Un sacerdote no tiene una "vida privada" donde desarrollar actividades comerciales; su ministerio es público y la jerarquía es responsable de todas sus actividades. Sin embargo, la realidad muestra que no existe una legislación práctica para frenar estos abusos; pareciera que la jerarquía "no quiere ganar un problema".
Informes de Australia y Alemania identifican el clericalismo como el factor singular más relevante que ha contribuido a esta crisis. Este se caracteriza por la idealización del sacerdocio, un estilo autoritario, una cosmovisión rígidamente jerárquica y la identificación de la santidad con el estado clerical, lo que se traduce en un profundo abuso de poder. A esto se suma un sistema de gobernanza inadecuado, donde los poderes de los obispos no están sujetos a controles ni a rendición de cuentas suficientes. La exclusión de laicos y mujeres de puestos de liderazgo también ha contribuido a las respuestas inadecuadas.
La reforma, concluyen los informes, no puede limitarse a llamados a la conversión individual, sino que debe abordar la "densidad propia de las estructuras impersonales y colectivas".
Hoy se propone una Iglesia sinodal, con estructuras de gobernanza más responsables y transparentes, en armonía con los "estándares contemporáneos de buena gobernanza". Mientras tanto, en algunas investigaciones, se habla de verdaderas "mafias clericales", unidas no por el amor, sino por el espanto a que alguien corte estas prácticas.
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