¿Hay acceso a Dios? González Faus



1. ¿Hay Acceso a Dios? ¿Hasta Dónde?

3. El Dios Cristiano

(Cont., Viene del 27 de abril)

3.2. De Dios al hombre

3.2.1. Pedagogía

La manifestación de Dios, según el cristianismo ha sido dinámica y progresiva. Señalaremos algunos rasgos de ello.

a) La conquista del monoteísmo.
Ante un Yahvé que se ha revelado como liberador, pero que luego parece esconderse y dejar a su pueblo solo por el desierto o frente a las mil necesidades de la vida, es casi irresistible la tentación del recurso a dioses de otros pueblos que parecen más cercanos y ofrecen ayudas "especializadas": para las cosechas, para la fertilidad de la mujer, para la salud, para las guerras...

La monarquía facilitó aún más la tentación politeísta, al obligar a los reyes a mil empresas guerreras: según los libros bíblicos de los reyes, la mayoría de éstos fueron idólatras. El templo, en cambio jugó un claro papel de contrapeso: de ahí la concentración del culto en Jerusalén frente a todos los lugares altos(cf. 2Re 17,7-18)que repesentaban la mayor tentación de apstasia de Yahvé.

El templo engendró también un
sentimiento de identidad y de unidad: "qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor"...Y así para reafirmar la fe en la cercanía de Yahvé("¿qué otro pueblo hay que tenga unos dioses tan cercanos?") se recurre a:

b) Lugares concretos de presencia divina: la nube, el arca, el templo...son ejemplos de una fe primitiva que Jesús hará madurar cuando afirme que a Dios no se le adora en ningún lugar concreto "en espíritu y verdad"(como Pablo en Atenas: Hchs 17, 24-25). La distición entre lo sagrado y profano desa-
parece en el Dios revelado en Jesús. Lo verdaderamente sagrado
es el crecimiento en humanidad del ser humano:"pescar hombres",
como decía Jesús en continuidad con el lenguaje profético de Dios sembrador de hombres(vg. Jer 31,27).

c)Del otro al otro. Así, el creyente irá siendo llevado poco a poco a descubrir la cercanía de Dios no en lugares y tiempos concretos sino en los otros, en los sufrientes y las víctimas sobre todo. La distinción entre puro e impuro desaparece también (o se traslada desde el campo de objetos, alimientos, tiempos etc, al campo de las conductas humanas).

Dios se va revelando así como Padre, pero padre de hijos adultos: llamados a crecer y no a una perenne minoría de edad: (esa gran tentación inconsciente de tantas madres y padres humanos, para seguir sintiéndose necesarios. A la vez, esa revelación progresiva nos enseña que aquì sólo vemos "como en un espejo borroso"(1Cor 13, 12) por muy claras y definitivas que nos parezcan nuestras síntesis o las expresiones de nuestra fe. La "herencia final" distará y sobrepasará nuestras imaginaciones y espectativas más de lo que el Nuevo Testamento supera al Antiguo.

d) Esa "educación" termina en la imposible meta de vivir, a la vez, el inmenso respeto sobrecogido frente al misterio infinito de Dios,ante el que sólo cabe la adoración silenciosa,
y el atrevimiento de dirigirse a él con la palabra más expresi-
va de cercanía y confianza: es Abbá de Jesús. Esencial para la fe cristiana en Dios es mantener inseparables esos dos polos: lejanísimo, pero no inaccesible y cercanísimo pero no manejable

e) La Biblia da a entender que, en esa pedagogía, Dios actúa mucho valiéndose de los mismos seres humanos, yendo "de los pocos hacia los mchos": primero, tras la pervesión de su creación (Gen 1-11), a través de un pueblo pequeño pero llamado
a ser "luz para todas gentes" y luego en Jesús de Nazaret. La fe cristiana en Dios implica esta posibilidad de "representa-
ción" o sustitución.

Ver: JI. González Faus. Cristianisme i Justicia, N. 190 2014
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