Ch. Colson (†). Sicario y "fontanero"; servidor y apóstol de los encarcelados

Había nacido 1l 16 X 1931, en Boston, USA. Acaba de morir en Leesburg, Virginia, USA (21 de abril del 2012), después de una vida marcada por la más obscena injusticia e infamia política (al servicio de R. Nixon) y por una fuerte entrega social y religiosa al servicio de los encarcelados, en Estados Unidos y más de cien países del mundo.

Diversos medios de comunicación han recordado con esa ocasión su figura (véase periódicos como El Mundo, 23, IV, 12). También yo quiero recodarle en este blog, donde en varias ocasiones he puesto de relieve la necesidad de un compromiso de ayuda a los encarcelados, en línea mercedaria, cristiana, humana.


Colson fue el “fontanero” supremo de la era Watergate, ministro de la mentira y la injusticia al servicio del poder de su grupo en USA. Tras el “paso de Dios” por su vida (con unos meses de cárcel), se convirtió en el más eficaz de los “ministros” de Dios (o, mejor dicho, de la humanidad) al servicio de los encarcelados, fundador de la Prison Fellowship Ministries (PFM), es decir de una Fraternidad de Ministerios sociales y religiosos al servicio de los encacelados.

Ch. Colson, good bye, y hasta pronto. Que tu ejemplo haga cambiar la política “fontanera” de USA y el mundo, al servicio de la verdad y la justicia. Que tu entrega a favor de los encarcelaos pueda servirnos de inspiración en el futuro, en USA y fuera, que mucho lo necesitamos. Tú, a quien quiero llamar "patrono de los fontaneros" políticos (con perdón de los leales fontaneros de tuberías) nos ayudes a que cambie la política actual y se ponga al servicio de los últimos del mundo, en especial de los encarcelados.


Vida y obra

Fue quizá el más “ilustre” e implacable de los “fontaneros” de Nixon, a cuyo servicio puso los manejos más sucios de la política: Publicó fotos trucadas de los enemigos de Nixos (con presuntas amantes, robó y falsificó documentos, espió a los adversarios políticos, y concibió la política como el arte supremo de la mentira, al servicio del propio dinero y de los intereses de su “jefe político”.

Era de familia humilde, pero pudo estudiar en las mejores universidades y puso su vida al servicio del poder, como ayudante personal y director de campaña de Richard Nixon, en la línea de una derecha política sin piedad. Se le llamaba el “hombre del machete”, de manera que su paso por la vida estuvo marcado por una larga serie de “cadáveres polítivos. Sus adversarios (y en general los medios de comunicación más neutrales de USA) decían, en los años 1970, que era incapaz de tener un único pensamiento humanitario.

Así lo descibe él mismo, así le describen mas tarde sus nuevos amigos al servicio encarcelados, que forman la Prison Fellowship Ministries (PFM). Cf. About Charles W. Colson, http://www.pfm.org, 2004.

Colson decía que no tenía podía creer en Dios, sino que sólo en sus ambiciones imperialistas, al servicio del poder. Lógicamente, cayó en desgracia a lo largo del año 1973, cuando llegaba a su desenlace el proceso contra Nixon (Watergate). En un momento crucial del proceso, cuando todo se hundía a su lado, un viejo amigo le invitó a leer el Evangelio, y más en especial libro de C. S. Lewis, titulado Mere Christianity (Mero Cristianismo, Rialp, Madrid 2001), con el Evangelio de Juan. El 12 de agoto del 1973, Colson experimento una especie de “experiencia pascual”:

Ciertamente, yo no he conocido a Dios. ¿Cómo podía conocerle? Yo me había ocupado sólo de mí mismo. Yo había hecho esto y aquello. Yo había conseguido, yo había tenido éxito y no había dado a Dios ningún tipo de crédito, ni había pensado en ninguno de los dones que él me había concedido. Yo no había pensado nunca en alguien que fuera “inmensamente superior” a mí. Y si, en algún momento pasajero había pensado en el poder infinito de Dios, yo no lo había relacionado nunca con mi vida (Charles W. Colson, Born Again, Chosen Books, Old Tappan NJ 1976, 114).



Esa misma noche comenzó a llorar de forma incontenible, descubriendo que su vida debía tener una dimensión distinta, en manos de la verdad del Dios creador, que le había permitido vivir hasta ese momento. De forma voluntaria, renunció a su puesto en el gobierno de Nixon y se puso en manos de la justicia, confesándose culpable. Los mejores abogados le ofrecieron su ayuda, para evadir la cárcel, pero no aceptó esa ayuda, y a pesar de que no estaba involucrado en la “crímenes directos” del Watergate, aceptó la cárcel como expresión de justicia.

Pasó en la cárcel siete meses, y al salir prometió poner su vida al servicio de los encarcelados, diciéndole a Dios “tómame, tómame", desde una cristianismo fuerte, de tipo pietista, pero muy vinculado a la justicia social, dentro de la Iglesia Baptista. Su “conversión” fue un acontecimiento muy significativo en la vida política de Estaos Unidos, de manea que el mismo Boston Globe comentaba: “Si el Sr. Colson puede arrepentirse de sus pecados, tiene que haber esperanza para cualquiera”.


Así lo contó él mismo en un libro del que se vendieron millones de ejemplares, con el título Born Again: What Really Happened to the White House Hatchet Man, que podemos traducir por Nacido otra vez: Lo que realmente le sucedió al Sicario de la Casa Blanca. Era un hombre emprendedor y la energía que antes puso en el “mal” (es decir, en la injusticia al servicio de un tipo de política) la puso en el “bien” (es decir, en la ayuda a los encarcelados)

Así fundó en 1976 la Prison Fellowship Ministries (Hermandad de Ministerios [ministros]de prisiones), una de las obras más significativas de las iglesia cristianas y de la sociedad civil de USA.
Quiso que en ella colaboraran y colaboran todas las confesiones y denominaciones, y ha venido a convertirse quizá en la mayor institución de ayuda del mundo para encarcelados, ex-encarcelados y víctimas del crimen, con sus familiares (Prison Fellowship, About Charles W. Colson, http://www.pfm.org (acceso del 8 de octubre 2004).

Desde ese año (1976) Colson ha visitado prisiones a lo largo de los Estados Unidos y de todo el mundo y ha fundado un movimiento en el que trabajan más de cuarenta mil “ministros de prisiones”, de manera voluntaria, en cien países, al servicio de las “necesidades” sociales, personas y religiosas de los encarcelados.

Personalmente no he tenido mucho trato con la obra de Ch. Colson a favor de los encarcelados; por otra parte, quizá en el Estado Español tenemos una sensibilidad política y social distinta. Pero reconozco que ha sido y sigue siendo unas de las obras cristianas más significativos de la segunda mitad del siglo XX y de la primera del siglo XXI, como podrá ver quien abra su página webb http://www.prisonfellowship.org/prison-fellowship-home (información parcial en castellano en http://www.pfi.org/cjr/espanol).


En 1993, Ch. Colson recibió el Templeton, el mayor premio que se concede en USA por una obra religiosa, una especie de Nobel de la Religión, premio a mi juicio totalmente merecido.

No sé si mis lectores conocían a Ch. Colson, no sé si conocían su bran obra, su “hermandad a favor de los encarcelados”…, no se si todos estarán de acuerdo con todos sus métodos… Pero debo confesar que su obra ha sido y sigue siendo ejemplar, tanto por su forma de solidarizarse con los encarcelados y ayudarles, como por su manera de destacar la necesidad de un “cambio moral” en la vida política de USA y del mundo.

Ch. Colson fue quizá el mayor fontanero político de la era Nixon. Nadie como él ha conocido la forma de “fabricar” presidentes, con mentira incluida (incluso hasta con crímenes). Es lógico, sabido lo sabido y hecho lo hecho, se haya sentido reticente ante las últimas campañas electorales de su tierra. Quizá eran (y son) necesarias, pero tienen que cambiar de un modo radical, al servicio de la verdad y de la humanidad.
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