(H. Gómez). El cielo de la Virgen: Gitanos y Negros bailando sevillanas

Entrar al cielo, aprender a bailar, dejar bailar a todos
Quizá el elemento más llamativo de la capilla sea la danza de los ángeles de la puerta. Ciertamente, hay ángeles que coronan a la virgen en el cuadro central… de manera que toda la capilla puede verse como un espacio de ángeles. Así aparecen ellos a los lados de la Virgen (como pueden verse en la escena de conjunto que volvemos a repetir al fin del post); son dos ángeles devotos, que están venerando el misterio de la vida y de la libertad que se expresa en la Mujer Liberadora. Pero los ángeles más significativos de la capilla son los de danza negra/gitana del pórtico, que forman un motivo absolutamente central para entender la obra de Helios Gómez, su cielo, nuestro cielo, desde la cárcel del mundo. En esa línea, la Virgen de la Merced o libertad es para Helios Gómez, la Virgen de los Negros y de los Gitanos, con su religión de música y de baile, de armonía y gozo de cielo.
1. Son ángeles como símbolo de arte… Ellos mismos son la encarnación de la música, del canto y del baile, como aparece en muchas escenas medievales. Pero aquí estamos ante un baile de cielo entendido como música y movimiento flamenco o, quizá, en sentido más amplio, con ritmo corporal de “sevillanas” (una de las danzas más famosa del España, propia de Sevilla, la tierra donde nació y creció a la vida Helios Gómez).
2. Los instrumentos. No pueden ser otros que la guitarra y la pandereta… Pero no son la guitarra y pandereta de un fácil folklore, para turistas o gentes que han vendido el alma (como sospechó a veces A. Machado), sino los instrumentos de música que expresan la experiencia del alma de un pueblo: el ritmo y la melodía del baile. El órgano de muchas iglesias (con el mejor Bach es emocionante), pero quizá no sirve para bailar como hacen los ángeles negros/gitanos.
3. Ángeles bailantes. Parece que son solo mujeres (los presos eran hombres… que empiezan a liberarse, rompiendo sus ataduras…). Al final de su proceso de liberación les esperan unas mujeres danzante, mujeres con alas, unas alas que no utilizan para volar y evadirse, sino para bailar mejor y comprometerse en la vida. La libertad es un baile, una armonía espléndida de pies y de manos, un juego circular… de cuatro seres celestes y humanos, que se mueven en corro.
4. Perijóresis angélica… Se ha dicho durante siglos que Dios (que es Trinidad) es un baile circular… de tres (Padre, Hijo y Espíritu Santo), un baile en el que cada uno pasa al lugar del otro y los tres siguen, abriendo el corro a todos…. No es baila de una sola o de dos (con un cantaor). Dios es baile de tres donde se incluyen todos… Este baile de ángeles negros/gitanos es para Helios el camino del cielo.
5. La escena

6. ¿Sólo gitanos y negros? Entre los liberados de la escena de la Virgen parece haber personas de todas las razas (son la totalidad de lo humano), hay blancos y negros… todos varones, que necesitan ser liberados. En el baile del cielo parece que sólo hay gitanos y negros, en figura de mujer. Parece que un tipo de “puros payos” desaparecen y que sólo quedan los que saben bailar y cantar. Desde aquí se pueden hacer algunas reflexiones y comparaciones.
7. ¿Son los ángeles negros de A. Machín? Machín cantaba ya desde el 1935… en canto de los “angelitos negros” (con letra del venezolano Andrés Eloy Blanco). Helios Gómez conoce el canto de Machín:
Pintor nacido en mi tierra

con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos
Aunque la virgen sea blanca
píntame angelitos negros
que también se van al cielo
todos los negritos buenos
Pintor que pintas con amor
¿por qué desprecias su color
si sabes que en el cielo
también los quiere Dios?
Pintor de santos de alcoba
si tienes alma en el cuerpo
¿por que al pintar en tus cuadros
te olvidaste de los negros?
Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos
pero nunca te acordaste
de pintar un angel negro.
La novedad de Helios Gómez está en vincular gitanos y negros. ¿Por qué? Tiene que haber habido un contacto entre el baile flamenco y el baile de los ángeles negros, que aparece así como signo del cielo. Éste es un cielo de protesta: protesta de alegría, revolución amorosa… Parece que H. Gómez está diciendo que quienes no sepan bailar como los ángeles negros/gitanos no entrarán al cielo.
8. La libertad como danza de alegría. Para Helios Gómez la libertad no puede entenderse en forma general, como un puro salir de la cárcel, sino como signo de una vida liberada… El ideal no es el puro trabajador, sino el angel que canta y baila, las muchachas en corro, gitanas y negras (de todas las razas). La vida en plenitud como alegría… Se suele decir que los revolucionarios son tristes. Así imaginamos a los anarquistas rusos y del centro de Europa… En contra de eso, el cielo de la libertad de H. Gómez es un cielo de mujer y niño… y especialmente un cielo de ángeles/mujeres cantando. ¿Qué hacen los hombres? ¡Se liberan para entrar en la danza! ¡Se convierten en ángeles/muchachas que bailan!
9. Helios Gómez y la liberación de los gitanos. No soy especialista sobre el tema, pero el hijo de Helios Gómez nos dijo que pasó los largos años de preso en la Cárcel Modelo estudiando el tema de los gitanos, desde un punto de vista histórico, cultural y social… buscando la liberación de los gitanos. Sus estudios, en forma anotaciones eruditas y de narración histórico-novelada, no han sido aún publicados. Para Helios Gómez no se trataba de un puro folklore de gitanos de tablao, sino de un proceso riguroso de liberación cultural, social y personal de los gitanos.
9. Helios Gómez y la liberación de los negros. En el camino del cielo tiene que estar la liberación de los negros, pero no sólo de los “negros folklóricos” de Machín (sin despreciarlos), sino de los negros de las pateras, de los negros de la geografía del hambre... Los otros (payos) sólo podremos entrar aa este cielo si acompañamos a negros y gitanos en el camino de su liberacón económica, social y cultural. Mientras los negros de la geografía del hambre y las pateras no pueden bailar no hay camino de cielo (así lo supone Mt 25, 31-46).
