VaticaLeaks. Los secretos del Vaticano

Se han publicado y se siguen publicando secretos de la Santa Sede, “gracias” al trabajo de “topos” (espías) y manipuladores que aprovechan la situación para pescar en río revuelto. Ese método es común y “virtuoso” en la política, y los buenos “topos” ganan condecoraciones y puestos y honores, pues espiar, robar y pasar información se considera virtud y servicio de Estado.

No debía ser así en el Vaticano, y me siento muy dolido por el hecho de que algunos hombres de confianza del Papa haya robado y vendido documentos. Hay correspondencia privada que nadie (salvo un juez, en caso extremo) puede violar. Hay secretos personales que no se deben publicar, bajo ninguna razón, pues las personas tienen derecho a la máxima intimidad, en especial si son personas cuyo oficio “público” les permite conocer y resolver cuestiones que otros no conocemos ni resolvemos.


Pero, dicho eso, me atrevo a repetir el refrán castellano que dice que “no hay mal que por (para) bien no venga”. Ha sido un mal que hayan robado secretos vaticanos. Pero una ver robados pienso que el hecho nos permite plantear cuestiones pendientes sobre el secreto en las altas instancias de la Iglesia, a partir de dos principios y de seis “tesis” complementarias:

Dos principios

a. Principio evangélico: Suma transparencia. La política “del mundo” funciona por ley de secreto; el amo sabe, el siervo ignora. Pues bien, en contra de eso, Jesús ha dicho: «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; os llamo amigos porque os he manifestado todo lo que he escuchado de mi Padre» (Jn 15, 14-15). Mc 4, 21-22 añade que la Luz (Cristo) está viniendo, y que no hay nada secreto que no llegue a revelarse… Eso significa que en la Iglesia del Jesús-Luz no debería haber secretos administrativos (sí personales); todo podría y debería decirse con amor, abiertamente.

b. Principio humano: Respeto a la intimidad. Dicho lo anterior, debemos añadir que hay temas íntimos en los que nadie puede ni debe entrar; Secretos de intimidad entre esposos, padres e hijos, amigos… Secretos profesionales de médicos, jueces, sacerdotes… Todos, incluso el Papa (sobre todo el Papa), tienen el derecho de que se mantengan sus secretos. En esa línea es un crimen (un pecado) el robo de documentos confidenciales, quede ese claro, con mi mayor repulsa a los hechos sucedidos, con mi vergüenza ante las posibles implicaciones de los "ladrones" de cartas y textos privados.

Eso significa que en lo oficial todo debería ser transparente en la Iglesia. En el plano de la vida privada deberían mantenerse los secretos… A partir de aquí quiero volver a ofrecer siete tesis sobre la Iglesia como espacio de transparencia oficial (y de máxima discreción personal).

Seis tesis complementarias:

1. Dios es comunicación o revelación, es decir, transparencia. Podemos llamarle amor, podemos llamarle “valor”, podemos llamarle dignidad, y es todo eso. Pero en su realidad última, como dice el evangelio, y ha puesto de relieve toda la teología, desde San Pablo hasta el Vaticano II (Dei Verbum), Dios es aquel que se ha revelado y se revela en amor, sin secretos manipuladores (Dios es auto-revelación, auto-manifestación). Creer en Dios es creer en la Palabra (es decir, en la comunicación). En este contexto dicen los teólogos, que el “Dios/trinidad” es el mismo “Dios/economía”, el Dios que se manifiesta y comparte (revela) su vida con todos. Así decía San Juan de la Cruz que Dios tenía una sola palabra y que la ha dicho plenamente en Jesucristo, de manera que no tiene ya más secretos.

2. La comunicación de Dios es amorosa, como sabe Jn 15, 14: “Sois mis amigos si hacéis lo que os mando”, es decir, que os améis unos a otros. Éste es el único mandato, la única verdad: podéis amaros, quiero que os améis. No se trata de revelar por revelar, sino de revelar por amor y comunión, para que todos compartan el camino del evangelio. En esta línea, se puede seguir afirmando que Dios es poder de amar o, quizá mejor, voluntad de amor: Es poder de amor, para que nos amemos”. Quien cree en el amor que se comunica cree en Dios (aunque no le llame con ese nombre); quien dice creer en Dios, pero no cree en la comunicación amorosa se engaña (cf 1 Jn 4, 20). Eso significa que la transparencia no es la “verdad absoluta” (separada), sino que ha de ser transparencia para el amor, para que todos puedan confiar, unos en otros, conociendo y compartiendo los temas importantes de la administración comunitaria.

3. La Iglesia es transparencia de amor, lugar donde en amor se comunica y comparte el camino de la vida. Así dice Jesús: «Por eso os llamo amigos, porque no os he ocultado nada, sino que lo he compartido todo con vosotros» (Jn 15, 15). En otros lugares e instancias (en los servicios secretos de Estado, en la carrera de armamentos, en algunos avances científicos…) se ocultan las cosas, por presiones económicas (secretos bancarios), políticas, sociales… La política se entiende en gran parte como la manera más astuta de administra secretos. Pues bien, en contra de eso, la iglesia ha de ser transparencia. Si algo se oculta para servicio del poder de algunos (algo de la administración común, no de temas privados de los cristianos), esa “iglesia” no es Iglesia (ella no cree en Dios, aunque utilice su nombre); no es iglesia, sino cueva de bandidos, como dijo Jesús de una famosa instancia religiosa de su tiempo.

4. La Iglesia es amor hecho palabra, amor que se dice y comparte siguiendo el modelo de Jesús (cf. Mc 4; Jn 1), como ha dicho la carta a los efesios: “Haciendo la verdad en el amor” (Ef 4, 15). Por eso, allí donde alguno retiene la palabra y la maneja para servicio propio deja de ser Iglesia (es decir, comunidad de convocados por Jesús). Donde alguna institución domina sobre los demás utilizando palabras ocultas, “secretos” a su servicio, deja de ser Iglesia (porque la Ekklesia es esencialmente consejo común de todos los convocados por Jesús). En ese sentido, en la Iglesia la única “política” (entendida como manejo de informaciones secretas) es no tener política. Los posibles “secretos” de algunas posibles “Congregaciones Sagradas” del Vaticano o de otras Iglesia… son secretos anticristianos. Sólo puede haber reforma de la Iglesia si se dice y se conoce todo, en amor…

5. La Iglesia es Palabra y amor Católico, es decir, universal. Su amor-palabra es de todos, para todos. Por eso, allí donde algunos dicen estar al servicio de la palabra, pero manejándola desde arriba, como si tuvieran autoridad sobre ella, sabiendo cosas que otros no saben o manejando informaciones que otros no tienen (para la toma de poder en el gobierno de la Iglesia) ellos dejan de ser Iglesia. Allí donde algunos se hacen “jerarquía superior de sabios” que maneja y distribuye desde arriba la Palabra, como si fuera un coto de dominio propio, ellos dejan de ser Iglesia de Jesús. Los que dicen que saben más… y desde ese “saber más” mandan sobre los otros, en realidad saben menos, pues ignoran el principio del amor. Ése es el estilo de poder de la República de Sabios de Platón, que manejan a unos militares que no piensan y a un pueblo que simplemente obedecer. En esa línea, la Jerarquía de la Iglesia católica ha sido en general más platónica que cristiana. Ése no es el estilo de Jesús, que gobierna no a través de secretos superiores, sino que revela a todos (a soldados y trabajadores, como diría Platón) todos sus conocimientos.

6. La Iglesia es amor que no juzga.... pero que discierne, cuida,cura..., conforme a la palabra de Jesús (Mt 7, 1 par).

-- Por eso, no pueden juzgar los que parecen estar arriba, es decir, los que parecen mandar, conforme a la imagen de la iglesia zebedea (cf. 10, 42). La Iglesia oficial debe aceptar que se le roben y utilicen documentos, pues siempre han pasado y siempre pasarán estas cosas en una administración "con secretos" (y secretarios, profesionales del secreto ¿quién vigilará a los vigilantes?)

--Pero tampoco pueden juzgar los que están abajo (o parecen estar abajo), a través de algún tipo de revancha... si es que quieren ser cristianos. Lo que pasa es que no todos quieren o pueden actuar como cristianos... En un grupo social organizado y poderoso hay siempre tendencias "lobbies" y es normal que se vigilen. No podemos juzgar, pero debemos entender.

-- Quizá lo más urgente es superar un sistema que parece fundado en el secreto de algunos y que impide el amor de todos (como hizo Jesús con el sistema del Templo de Jerusalén, que quiso destruir sus documentos secretos, es decir, sus dineros).

Ciertamente, me parece indigno y condenable que se filtren por dinero o por ansia de poder los papeles privados del Papa…, pero pienso que el Papa en cuanto Papa, en línea de administración eclesial (no en el plano de su vida privada y de sus relaciones privadas con amigos…), no debería tener papeles privados.
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