Mensajeros de la Paz cumple 60 años y lo celebra con el presidente de Asturias y el alcalde de Oviedo El Padre Ángel: El grano de mostaza, la fuerza del amor y el orgullo de Asturias

Manolo Díaz, el padre Ángel y Ángel Silva
Manolo Díaz, el padre Ángel y Ángel Silva

Alcalde de Oviedo: “Me siento orgullosos de ti y presumo de tu amistad”

Adrián Barbón: “Padre Ángel, siempre, siempre me vas a tener a su lado”

El cardenal Tarancón les dijo: “Que la obra sea como un grano de mostaza, que muere, fructifica y da buenos frutos”. Hoy está en 75 países y atiende a más de 7 millones de personas

“Esta sociedad lo que necesita es que nos queramos más todos, incluidos los políticos o los obispos, que, a veces, le hacen la vida imposible al Papa”

60 años de una obra maestra y de un icono universal de la solidaridad. Mensajeros de la Paz cumple 60 años, con su fundador y 'capitán' al frente, el Padre Ángel, que la supo arropar de pequeña, la llevó de la mano en su niñez y la lanzó y la mantuvo (lo más difícil) durante más de medio siglo en el firmamento de las organizaciones con más solvencia y predicamento del universo de las ONG patrias. Y, como es lógico, se ha ido a Asturias, a celebrar, como se merecen, sus bodas de diamante, con un acto institucional y otro religioso.

El institucional se celebró en el Hotel Reconquista, antiguo Hospicio de Oviedo, donde precisamente nació la que entonces se llamaba 'Cruz de los ángeles', de la mano de dos curas jovencitos: Ángel Silva y Ángel García. Recién salidos del seminario quedaron impresionados por aquellos niños “de mandilón azul, cabeza rapada y ojos tristes” y soñaron con llevarlos a hogares, donde pudiesen vivir casi como en familia. Y lo consiguieron.

Ángel García y Ángel Silva
Ángel García y Ángel Silva

Ayudó a su éxito el que nacieron de la mano del cardenal Tarancón, entonces arzobispo de Oviedo, que les dijo: “Queridos Ángeles: haced una obra social, donde puedan estar todos, los unos y los otros, lo que creen y los que no, los de un color u otro; una obra que tenga raíces cristianas, pero que sea abierta, y así os irá mejor”.

Y en la primera libreta de la recepción del hospicio reconvertido en sede de la naciente ONG, escribió esta otra frase profética: “Que la obra sea como un grano de mostaza, que muere, fructifica y da buenos frutos”.

Y el grano de mostaza se trasladó a Madrid y, de la mano ya del Padre Ángel en solitario, cambió de nombre (Mensajeros de la Paz) y comenzó a extenderse por más de 75 países y abierta a nuevas actividades con niños, jóvenes, mayores, mujeres víctimas de violencia, migrantes o refugiados, con más de 7 millones de personas atendidas en sus hogares, residencias, comedores o bancos solidarios.

El Padre Ángel y su hijo Josué
El Padre Ángel y su hijo Josué

Y gran parte del mérito de este espectacular crecimiento lo tiene, sin duda, el Padre Ángel, que, con su bufanda o corbata rojas, su pelo blanco, su eterna sonrisa, su incesante actividad y su eterna sabiduría de cura de pueblo, decantada, como buen, samaritano, en los infiernos del mundo, ha sido y sigue siendo el timonel carismático de Mensajeros de la Paz.

De su mano, aquel grano de mostaza se ha convertido en un árbol frondoso, que goza de un enorme reconocimiento social y eclesial. El social lo vivimos hoy en el hotel Reconquista, con la presencia del alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, del presidente del Principado, Adrián Barbón y, por supuesto, con las palabras del Padre Ángel.

Presentó el acto la periodista Teresa Viejo y tuvo la capacidad de imprimirle “corazón” desde el principio, invitando a hablar desde él, porque, como dijo, no podía ser de otra manera, dado que el homenaje era para un hombre como el Padre Ángel, que “desde el amor fue el amor de los demás y, por eso, floreció”.

Padre Ángel, Barbón, alcalde de Oviedo
Padre Ángel, Barbón, alcalde de Oviedo

El primero en intervenir fue el alcalde de la ciudad, Alfredo Canteli, que comenzó diciendo que es amigo del Padre Ángel: “Me siento orgullosos de él y presumo de su amistad”. Un orgullo, además, como alcalde, porque “para Oviedo es un don que su obra esté vinculada a nuestra ciudad”. Por eso, se atrevió a decir: “Mensajeros de la Paz y el padre Ángel son imprescindibles y, si no existieran, habría que inventarlos”.

A su juicio, además, hombres como el Padre Ángel sirven para “espolear a las administraciones, porque es una obligación social sostener a las personas más desfavorecidas y, en esa labor, las instituciones tenemos que dar la talla y estar a la altura”.

La sala se empezó a caldear emotivamente. Como bien indicó Teresa Viejo, un salón lleno a rebosar de gente variopinta: Desde las autoridades del Principado, a los trabajadores de Mensajeros, pasando por los sin techo de San Antón. Todos unidos por una misma tónica: el amor al Padre Ángel y a su obra, que se presentó en un video de cinco minutos, en el que el fundador de Mensajeros concluyó con una de sus proclamas favoritas: “Un mundo mejor es posible”.

Díaz y los dos Ángeles
Díaz y los dos Ángeles

Por protocolo, el acto tenía que cerrarlo el presidente de la Comunidad, pero Adrián Barbón quiso cederle ese honor al Padre Ángel y subió al estrado en penúltimo lugar, para felicitar desde el corazón a “los dos Ángeles”: Ángel Silva (el cofundador, que no quiso perderse el acto, a pesar de su enfermedad) y Ángel García, “dos hombres buenos que hicieron cosas buenas”.

Dos ejemplos para la sociedad, porque, como dijo Barbón, “necesitamos buenas personas en todos los ámbitos de la vida, para que multipliquen”. Por eso, “que nacieran aquí y que, desde aquí, se abrieran al mundo es un motivo de orgullo”. Y concluyó, solemne y emocionado: “Padre Ángel, siempre, siempre me vas a tener a su lado”.

La temperatura emotiva iba subiendo todavía más con la intervención final del Padre Ángel que, como el Papa, dejó los papeles a un lado, y habló también desde el corazón, para “rendir homenaje a todos los que, desde hace 60 años, confiaron en nosotros” y, por eso, “seguimos creyendo en Dios y en los hombres”.

Tinin en la carátula del disco de Mensajeros
Tinin en la carátula del disco de Mensajeros

Y emocionado, contó que tenía un recuerdo grabado en el alma, que no se había borrado nunca, a pesar de haberlas visto de todos los colores, desde guerras a terremotos, pasando por todo tipo de calamidades. El recuerdo era el de Tinín, el primer niño de 7 años que acogieron en el primer hogar que crearon en Asturias y que venía de Galicia. Cuando llegó a Oviedo, el Padre, que lo estaba esperando en la estación de autobuses, le preguntó:

-¿Qué fue lo que más te gustó del viaje?

-El beso que me diste al verme.

-Pero eso es lo que hacen las personas mayores con los niños.

-Sí, pero a mí, nunca nadie me había dado un beso.

“Ese Tinín es hoy un señor ya casi mayor y está aquí entre nosotros”, concluyó emocionado el Padre Ángel.

Y siguió contando que casi la misma escena se había repetido hacía unos momentos, a la entrada del hotel Reconquista: “Después de 60 años, encontré a una señora, que siendo niña, había estado en una de nuestras primeras casas y, para saludarla, le dí un beso en la frente y también me dijo:

-Gerin, hace tanto tiempo que nadie me besa...”

Padre Ángel en el 60 aniversario de Mensajeros
Padre Ángel en el 60 aniversario de Mensajeros

Y el fundador de Mensajeros sacó la moraleja: “Esta sociedad lo que necesita es que nos queramos más todos, incluidos los políticos o los obispos, que, a veces, le hacen la vida imposible al Papa”.

Y, como muestra de amor reencontrado, presentó al autor del primer disco que grabaron para Mensajeros de la Paz: el cantautor Manolo Díaz. Y. En el escenario, se fundieron en un abrazo de años el Padre Ángel, Ángel Silva y Manolo Díaz, mientras la gente aplaudía y algunos lloraban.

La propia presentadora no pudo reprimir la emoción, que llegó a su clímax, cuando hicieron su entrada los integrantes del Coro Minero Turón, con sus cascos de luz en la cabeza, entonando el 'Santa Bárbara bendita”, para continuar con otras muestras de su repertorio y para concluir con el 'Asturias, patria querida' cantada por todos los asistentes puestos en pié. Y es que, como dice el Padre Ángel, “con amor, un mundo mejor es posible”.

Coro Minero Turón
Coro Minero Turón

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