El próximo 31 de mayo, para acompañar a las víctimas de accidentes de tráfico La Pastoral de la Carretera convoca la jornada 'Enjugar las lágrimas'

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Desde el año 2020, la Iglesia en España conmemora esta jornada cada 31 de mayo, coincidiendo con la festividad de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Una fecha cargada de significado

Este año, la jornada se enmarca también en el contexto del Año Jubilar dedicado a la Esperanza, lo que refuerza aún más el mensaje central de esta convocatoria: no resignarse ante el sufrimiento

En torno a esta fecha, diversas diócesis organizan celebraciones eucarísticas con la participación de personas afectadas, autoridades, conductores y transportistras

El próximo 31 de mayo, el Departamento de Pastoral de la Carretera celebra unanueva edición de la jornada «Enjugar las lágrimas», una iniciativa nacida en el Año de la Misericordia (2016) con el objetivo de acompañar, rezar y ofrecer consuelo y esperanza a quienes han perdido a un ser querido en un accidente de tráfico, así como a las personas que han resultado heridas y sufren secuelas permanentes.

Desde el año 2020, la Iglesia en España conmemora esta jornada cada 31 de mayo, coincidiendo con la festividad de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Una fecha cargada de significado, que evoca la cercanía, la ternura y el consuelo que la Iglesia desea ofrecer a quienes atraviesan el dolor. Como señalan desde la Pastoral de la Carretera, se trata de mostrar el rostro materno y compasivo de la Iglesia, abrazando a quienes sufren.

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Este año, la jornada se enmarca también en el contexto del Año Jubilar dedicado a la Esperanza, lo que refuerza aún más el mensaje central de esta convocatoria: no resignarse ante el sufrimiento, sino anunciar que es posible encontrar luz en medio de la oscuridad.

En torno a esta fecha, diversas diócesis organizan celebraciones eucarísticas en las que participan víctimas, familiares, asociaciones de afectados, autoridades vinculadas a la Seguridad Vial, conductores y transportistas, en un gesto de comunión, memoria y compromiso.

Desde la Pastoral de la Carretera, renuevan su deseo sincero de que algún día la seguridad vial sea plena, «donde nadie tenga que sufrir por haber padecido un grave accidente o perdido a un ser querido». Mientras tanto, recuerdan el compromiso cristiano de «enjugar las lágrimas» de quienes más lo necesitan, como signo tangible del amor de Dios.

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