La bruma pasea lenta sobre las aguas
del pantano de Pradomao al comenzar el día.
El sol regala sus primeras caricias y
la naturaleza verde, profunda y exquisita,
invita a vivir el día con todo su esplendor.
Este trozo de naturaleza con sabor a Dios y a vida
escondido a orillas Del Río Sil,
es expresión generosa a borbotones
donde el silencio y La Paz se juntan
y el alma cansada de bullicio,
encuentra la serenidad necesaria
para continuar el camino.
Un hombre de aspecto frágil
pero de grandeza escondida
ha sido en buena parte el artesano y creador
que ha devuelto a este jardín natural
el sabor a vida que solo el ser humano
y la naturaleza saben dar,
cuando cogidos de la mano,
prestan su saber estar generoso y agradecido
que otros podemos gozar.
Aquí la naturaleza y el cielo se besan
creando espacios de eternidad.
Disfrútalo hermano y sigue enseñando
a vivir en Paz, que con menos cosas para el camino
también se alcanza la felicidad.
¡Dios te bendiga! Que con tu silencio humilde
Dios se vuelve a encarnar.