Desayuna conmigo (miércoles, 4.3.20) Mundo mezclado

¿Pureza racial?

todos somos hermanos
Al concluir el desayuno de ayer, felicitábamos al cardenal Omella por su elección como presidente de la CEE y antes habíamos dicho que para darle sentido al catolicismo español el elegido tendría que enarbolar la cruz del esfuerzo y de la generosidad. Seguro que lo hará. Esta mañana he oído sus declaraciones en la COPE y es esperanzador que, con gran sencillez y explosiva alegría, reivindique su condición de “cura de pueblo”, paisano del pueblo que no vocifera el evangelio, sino que lo vive. La verdad es que los españoles estamos necesitando toneladas de cordura y de sentido común, además de ahondar en el sentido de las bienaventuranzas. Seguro que el Espíritu sabe muy bien por dónde se anda.

No existen las razas humanas

En el desayuno de hoy invito a los comensales a continuar con el tema del de ayer, de una tierra que es madre de todos los vivientes y en la que todas las vidas, las vegetales y las animales, están interconectadas.  Para ello, no encuentro nada mejor que compartir con ellos dos textos que apuntan en esa misma dirección, que he recibido, casi al mismo tiempo, uno por WhatsApp y otro por Facebook. El primero, referido a toda la humanidad, viene adornado con un gran despliegue fotográfico ilustrativo que lamento no poder reproducir aquí. Lo recojo a continuación con pequeños retoques del texto, sin entrar en su fiabilidad histórica. El segundo, referido a los españoles, es un poema de Miguel Hernández que revela su denso y certero sentir, aunque su final nos deje posos de amargura y desencanto, sobre todo si nos consideramos cristianos que tienen por bandera la esperanza contra toda esperanza y el perdón incondicional.

Una sola fuerza

El primero: Nuestro alfabeto es latino. Tenemos un sistema numérico árabe. Nuestra filosofía es griega. Vemos películas del oeste. Escuchamos canciones del oeste. Jugamos con videojuegos del oeste, con tecnología del este y en máquinas del este. Vivimos en un mundo que fue un solo continente, con un solo océano. Un mundo que probablemente se convertirá de nuevo en un solo continente y en un solo océano. Un mundo que fue descubierto por marineros portugueses y españoles. Un universo explicado por un astrónomo italiano y astronautas rusos y estadounidenses. Un mundo donde el hombre es la raíz de tres de las religiones más grandes. Un mundo donde los 12 millones de hombres que se extendieron por él descendían directamente del mismo ancestro. En este mundo, donde las fronteras parecen muy importantes, la casa real inglesa es alemana; la casa real española es austrohúngara; la casa real sueca es francesa y Grecia, que no tiene casa real, tuvo una reina casada con el rey de España y tiene un príncipe que se casó con la reina de Inglaterra. ¿Sabes quién se casó con un inmigrante griego? Monsieur Jean-Marie Le Pen.

Presidentes de EEUU

El héroe nacional de Suecia es hijo de una croata católica y de un bosnio musulmán; el ex y posiblemente futuro presidente de Francia es hijo de un húngaro aristócrata y nieto de un griego judío, y está casado con una italiana inmigrante. El hombre que quiere expulsar a los inmigrantes de los Estados Unidos es hijo de una inmigrante escocesa que se casó con el hijo de una familia de inmigrantes alemanes, y, además, está casado con una eslovaca y es divorciado de una checa. Vivimos en un mundo que sabe al menos dos cosas de Estados Unidos: que durante ocho años fueron representados por el hijo de un hombre kenyano y de una mujer estadounidense que se conocieron en una clase de ruso en Hawái y que nunca Donald Trump se ha tropezado con un verdadero americano o no habría conservado su cabellera. Hay más polacos viviendo fuera de Polonia que sirios en Siria.

fabada-asturiana

Durante el 90% de su historia, Turquía no fue habitada por turcos. Hungría no es la tierra de los húngaros, sino el país que los húngaros inventaron cuando escaparon del frío de los Montes Urales. Y cuando miras las banderas de todos los países del Norte de Europa, recuerda que en ellas hay una cruz con dos mil años de historia, cruz cargada por un pobre de Oriente Medio condenado a morir. Vivimos en un mundo mezclado. Aunque no lo aceptemos, todos somos hermanos, tenemos el mismo origen y un mismo destino. Habitamos la Tierra y el futuro de la misma será nuestro futuro. Sangre roja circula por nuestras venas sin importar nuestra religión, nuestro color, nuestro sexo. Todos somos habitantes de esta Tierra

Paella-valenciana

El poema de Miguel Hernández sobre los españoles: Asturianos de braveza, / vascos de tierra blindada, / valencianos de alegría / y castellanos de alma, / labrados como la tierra / y airosos como las alas; / andaluces de relámpagos / nacidos entre guitarras / y forjados en los yunques / torrenciales de las lágrimas; / extremeños de centeno, / gallegos de lluvia y calma, / catalanes de firmeza, / aragoneses de casta, / murcianos de dinamita / frutalmente propagada, / leoneses, navarros, dueños / del hambre, el sudor y el hacha, / reyes de la minería, / señores de la labranza, / hombres que entre las raíces, / como raíces gallardas, / vais de la vida a la muerte, / vais de la nada a la nada: / yugos os quieren poner / gentes de la hierba mala, / yugos que habéis de dejar / rotos sobre sus espaldas.

Cocido madrileño

Ambos textos, insisto, el primero sobre los hombres en general y el segundo sobre los españoles en particular, dicen mucho más sobre nuestra condición de seres conectados unos a otros que cuanto yo pudiera expresar. De tener conciencia de la mezcla que somos, jamás la sensación de soledad podría ahogarnos porque, aun sintiéndonos absolutamente solos y abandonados, sabríamos que llevamos dentro de nosotros, formando y conformando nuestro propio ser,  no solo a todos los seres vivos, sino también a todo el universo, lo que, expresado en términos cristianos, viene a significar, ni más ni menos, que Dios habita en nosotros.

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

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