Proyectos de cooperación internacional para 2026

Una joven salía un viernes por la tarde del colegio camino de su casa, alegre e ilusionada, dispuesta a disfrutar del fin de semana. Vivía en un barrio pobre y vulnerable.

Por el camino se encontró con unas niñas, apenas un poco vestidas, despeinadas, una descalza, con la cara y las manos sin lavar, mirada triste.

La joven siguió su camino, un poco amargada, con la imagen de las niñas en la cabeza y pensando “no hay derecho, que nadie haga nada por tantos niños tan pobres como hay en este barrio, ¿no ve Dios esto? ¿cómo consiente Dios esto? ¿por qué ni siquiera Dios hace algo por ellos?

Por la noche, durmiendo, soñó con la imagen de aquellas niñas y soñando se hacía esas y más preguntas: ¿Por qué Tu, Dios, que lo puedes todo, no haces algo?

En medio de estos sueños oyó una voz que le decía: “Te hice a ti”.

¿Qué nos dice esto a nosotros?  En los próximos días Luis y Araceli nos irán enviando los proyectos para 2026, que han ambientado muy bien con la siguiente introducción:

Sembrando Esperanza, Cosechando Dignidad

“Ya en un nuevo año, presentamos los proyectos de cooperación que desarrollaremos durante 2026 con una mirada evangélica y una profunda convicción en la dignidad de cada ser humano. El Evangelio nos impulsa a ser sembradores de esperanza en medio de las realidades más duras de nuestro mundo: el hambre, la falta de oportunidades, la exclusión y la soledad.

Jesús nos recuerda que todo lo que hacemos por “uno de estos mis hermanos más pequeños”, lo hacemos por Él. Esta verdad ilumina nuestro compromiso y orienta nuestras acciones.

Hambre de pan, hambre de dignidad:

Millones de personas, especialmente en países del llamado Tercer Mundo, sufren déficit alimentario crónico. El hambre no es solo una carencia física, sino una herida a la dignidad humana. A la luz del Evangelio, recordamos que Jesús alimentó a las multitudes (Mc 6,30-44) no solo por compasión , sino para mostrar que Dios quiere vida plena para todos.

Nuestros proyectos en este ámbito se centrarán en:

  • Programas de seguridad alimentaria comunitaria.
  • Desarrollo sostenible con formación técnica en agricultura y profesiones que en este momento tienen demanda.

Redes de distribución local que fortalezcan la soberanía alimentaria: Las madres solteras, los niños abandonados y los ancianos sin apoyo son los rostros más frágiles de nuestras sociedades. El Evangelio nos invita a ver en ellos el rostro de Cristo crucificado, que se identifica con los marginados y olvidados.

El Reino de Dios como horizonte:

Nuestros proyectos no son simples respuestas técnicas: son signos del Reino de Dios que ya está entre nosotros (Lc 17,21). Son semillas de esperanza que brotan cuando se escucha el clamor del pobre y se actúa desde el amor.

Invitamos a todas las personas de buena voluntad a sumarse a esta misión. No traemos soluciones desde fuera: caminamos con las comunidades, escuchamos sus voces, tejemos juntos un futuro distinto.

Como Iglesia y como humanidad, estamos llamados a construir un mundo donde nadie quede fuera, donde cada vida cuente, donde la justicia y la paz abracen a todos. Que el Evangelio siga siendo nuestra luz en este camino de cooperación fraterna.

Luis López y Araceli Espinosa

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