Antropología política

El mito central de los indios norteamericanos Pawnee, también llamados pananas, relata el encuentro entre el viejo chamán de la tribu y un joven chamán emergente. El viejo hechicero detenta un poder cultural que no quiere compartir con el joven hechicero, el cual detenta una potencia natural que tampoco quiere compartir con aquél. Así que en lugar de dialogar y compartir sus dones específicos complementarios, el viejo chamán hechiza negativamente al joven, el cual responde eliminando violentamente al viejo y usurpando su poder, su mujer y su pipa sagrada.

Este intrigante mito, recogido por C. Lévi-Strauss, es el paradigma de lo que pasa siempre de nuevo en la lucha entre el poder establecido y la potencia emergente, entre el pasado y el presente, lo viejo y lo joven, la cultura oficial y la contracultura popular. Hoy en día este escenario se repite en la lucha entre los viejos hechiceros del Partido Popular y los jóvenes hechizados de Podemos. El PP simboliza una especie de padre putativo o partido patriarcal, mientras que Podemos alberga a los hijos naturales de la nueva contracultura política y social.

El encuentro entre los viejos hechiceros y los jóvenes hechizados, tal y como narra el mito panana, suele acabar en encontronazo si no hay medio, mediación o remedio. En efecto, el Partido Popular debería ser más popular y acercarse al pueblo espeso, como lo llamaba Azaña, mientras que Podemos debería ser menos populista, asumir que no pueden tanto solos y acercarse a Europa. Entre los extremos del PP y Podemos se sitúa la socialdemocracia de Pedro Sánchez, en teoría la mejor situada medialmente, pero en una teoría aún sin práctica.

El mito Pawnee escenifica también el encuentro/encontronazo entre la Europa del Norte y la Europa del Sur. La Europa del Norte no tiene un chamán o hechicero, sino una chamana o hechicera de marca germánica Merkel, Ángela para unos y Bruja para otros. Por su parte, la Europa del Sur ha quedado tan devastada que en la actualidad no tiene ni Chamán ni Brujo que la represente y ampare, tal es su desamparo. En todo caso, también en el caso europeo debería haber un diálogo, encuentro o mediación entre el Norte y el Sur, el poder económico nórdico y la potencia vital sudista.

Precisamente a este último respecto tenemos el ejemplo ejemplar del actual diálogo vaticano entre el Papa Benedicto y el Papa Francisco, entre el viejo teólogo alemán y el nuevo pastoralista sudamericano, entre el poder tradicional y la potencia emergente, entre el viejo Papa o chamán católico y el nuevo Papa o chamán cristiano. Ratzinger y Bergoglio personifican un encuentro ecuménico y abierto entre la tradición y la (pos)modernidad, entre la razón y el corazón, entre el Norte y el Sur. Frente a toda involución y a toda revolución, este modelo papal pero no papista invoca la evolución y el evolucionismo: una teoría y práctica evolutiva, y no involutiva ni revolutiva.
Volver arriba