"Ahora hay unos creadores de opinión que polarizan la Iglesia porque entienden la vida eclesial a partir de blancos y negros" Jordi Bertomeu: "Con Leon XIV, continúa la misión iniciada por Francisco"

Mi contacto con la figura del pontífice pasó de saludar ocasionalmente al papa a ser, primero con Francisco, un jesuita de la vieja escuela y del que se hizo siempre cierta caricatura, y después con León XIV, un papa muy completo y un regalo para nuestro tiempo, alguien que tiene un contacto estrecho con ellos"
"Ahora hay unos creadores de opinión que polarizan la Iglesia porque entienden la vida eclesial a partir de blancos y negros. Se emiten unos juicios absolutamente temerarios sobre todo y sobre todos, sin tener todos los elementos de juicio, y hay quien quiere ser más papista que el papa, rompiendo una unión eclesial efectiva y afectiva"
"Cuanto más virulentos eran los ataques de algunos, más me daba cuenta de la magnitud de la corrupción a la que había que hacer frente. Pero tengo que reconocer que no he estado nunca solo: me siento muy acompañado por el aprecio de las víctimas y gente de bien y, sobre todo, por el Señor, que no defrauda nunca"
“Tortosa es mi Betania, donde vuelvo para rehacerme como persona y miembro de una comunidad”
"Cuanto más virulentos eran los ataques de algunos, más me daba cuenta de la magnitud de la corrupción a la que había que hacer frente. Pero tengo que reconocer que no he estado nunca solo: me siento muy acompañado por el aprecio de las víctimas y gente de bien y, sobre todo, por el Señor, que no defrauda nunca"
“Tortosa es mi Betania, donde vuelvo para rehacerme como persona y miembro de una comunidad”
| Xavier Pete, Agencia Flama
El sacerdote Jordi Bertomeu (1968) observa Tortosa desde las alturas cada vez que vuelve a ella, después de volar por medio mundo. Como mínimo, lo hace tres veces el año: por Pascua, en septiembre, con ocasión de las fiestas de la Virgen de la Cinta, y en diciembre, para celebrar la Navidad junto a los suyos.
En estos retornos contados, el oficial del Dicasterio de la Doctrina de la Fe se instala en el apartamento donde viven sus padres ya jubilados, un espacio que se ha convertido para él en un “oasis” y un “pequeño museo de objetos de recuerdo” adquiridos en los países donde ha estado. Aquí carga fuerzas —físicas y mentales— antes de volver a pisar diferentes tierras del mundo donde será el hombre del papa para la investigación de casos de abusos en la Iglesia. “Esta será mi misión mientras no se diga lo contrario”, apunta.
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¿Se ha sentido un hombre importante, tanto en Roma, estos últimos años, como en su paso anterior por la Iglesia de Tortosa?
No. De hecho, hasta la muerte de Francisco no di nunca ninguna entrevista, ni tan siquiera la que me asignó el título del famoso agente creado por Ian Fleming. En todas las misiones que la Iglesia me ha encomendado he tenido la sensación de insuficiencia, de no llegar a todo. Sin falsa humildad. Confiando solo en Dios y no en mis fuerzas. Ya en los años ochenta, acabando la carrera de Derecho y proponiéndome ser juez, repensé mi vida por un sueño más grande, el de ser un buen pastor y entregarme a Dios y a la gente. Aunque alguno me viese como un ‘looser’. Y esto es lo que he procurado hacer desde entonces, con los pies en la tierra. Siempre con uno de ellos en una diócesis rural que sigo cada día con pasión, esté donde esté. Soy de Tortosa.

¿Las Tierras del Ebro han configurado su actitud pastoral?
Sí, sobre todo por lo que aprendí durante la niñez y la primera juventud junto a mis padres y amigos, antes de ser cura en Alcanar y Tortosa. Es una tierra que te conforma y te hace peculiar, con una identidad cultural y religiosa concreta. En particular, mariana, puesto que la devoción tan marcada a la Virgen de la Cinta te hace mirar la realidad contemplativamente, de otro modo. Te saca de la superficialidad generalizada y con María de Nazaret, te hace intuir la belleza de lo cotidiano, tan necesario para vivir en este mundo nuestro tan complejo. Mi tierra de origen está marcada por el río Ebro y su belleza. Y por estas vistas. Mire, mire, desde aquí se ve todo [señala el extenso paisaje], el río, el seminario diocesano donde me formé, la montaña, la gente, los jóvenes, a los cuales querría haberme dedicado pastoralmente.
El río también forma parte de uno de los momentos más destacados de su periodo a Roma.
Sí, creo que se refiere a que estaba haciendo deporte por el lungotevere, junto al río Tíber, a cuatro kilómetros de casa, cuando la fumata blanca apareció en el tejado de la Capilla Sixtina. Mientras regresaba emocionado a casa, acelerando la carrera, recordaba mis últimos trece años, como oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe dedicado a gestionar los abusos cometidos por los clérigos de la Iglesia católica. Mi contacto con la figura del papa Francisco había pasado de saludarlo ocasionalmente durante los primeros cinco años, a tener un contacto estrecho a partir del 2018. Francisco era un jesuita de la vieja escuela y del que creo que se ha hecho siempre una cierta caricatura. Ahora, León XIV, un papa muy completo y un regalo para nuestro tiempo, me ha confirmado en los encargos de Francisco y solo en estos últimos dos meses he estado en Perú, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Guatemala, Honduras y México como comisario pontificio, visitador apostólico y conferenciante.

¿A usted también se lo ha adjudicado una caricatura que no es del todo correcta?
Francisco decía a menudo que vivimos en un cambio de época, no en una época de cambios. Ahora hay ciertos creadores de opinión que polarizan la Iglesia porque entienden la vida eclesial a partir de blancos y negros. Emiten unos juicios absolutamente temerarios sobre todo y sobre todos, sin tener todos los elementos de juicio. Hay incluso quien quiere ser más papista que el papa, diciéndole cómo debe ejercer su ministerio y rompiendo de hecho una comunión eclesial que es siempre efectiva y afectiva.
¿Qué quiere decir?
Desde el 2018, yo mismo he sufrido incomprensiones por parte de aquellos que, por ejemplo en Chile o Bolivia, me imaginaban con más competencias de las que realmente tengo. Después, ataques en las redes e incluso un intento de demanda en Perú, con difamación incluida, totalmente injustificado. Todo ello llevado en silencio y con mucho sufrimiento, pues no puedes entrar en el cuerpo a cuerpo, y ellos lo saben. Cuanto más virulentos eran los ataques de algunos, más me daba cuenta de la magnitud de la corrupción, denunciada por Francisco, a la que tenia que hacer frente. Pero también tengo que reconocer que no he estado nunca solo: me siento muy acompañado por el aprecio del Santo Padre, de las víctimas y de la gente de bien en general y, sobre todo, por el Señor, que no defrauda nunca.
Tiene unos horarios muy regulares también, a pesar de estar de vacaciones.
Me despierto, como Roma, a las cinco menos cuarto de la madrugada por el insomnio, que creo sufre también el papa Leon. Marco mi vida con una regularidad hasta forzada para mantener el equilibrio psicológico, emocional y espiritual, seguramente por tener que convivir con ciertos rasgos del TDAH familiar. Pero en Roma, donde se trabaja mucho más de lo que algunos piensan, echo de menos la familia y amigos tortosinos. La poca vida social que tengo allí se reduce a la amistad con algunos pocos matrimonios y buenos amigos y amigas que tienen otro tipo de dudas, aspiraciones y problemas, y que me hacen tocar más de pies en el suelo.

¿Qué es lo último que le ha dicho León XIV en el chat de Whatsapp?
Me ha pedido que acabe unas investigaciones encomendadas por Francisco y me ha añadido alguna más para los próximos meses. Me tocará ir a Brasil, Perú y algún otro país más hasta finales de este 2025 pero no me planteo, en ningún caso, poner el freno de mano, mientras Dios me dé salud. Ahora pienso solo en hacer bien mi trabajo, como investigador en misiones especiales con carácter diplomático y como instructor en el Dicasterio. Y siempre, sacerdote. Lo que me imaginaba cuando era joven y estudiaba derecho en Barcelona, de otro modo, lo ha querido el Señor. Solo espero cumplir el deber con rectitud y honestidad.
¿Se plantea volver a Tortosa como obispo?
No. Además, por si alguien me quiere mal (ríe), cada año que pasa es menos probable porque la tendencia es que sean más jóvenes, en un panorama en que la Iglesia vive una transición muy complicada. Vivimos en la inadecuación gestionada desde el fracaso, como vemos en los textos sagrados. En Latinoamérica he aprendido que la lógica de la prosperidad no ha sido nunca la del Evangelio ni la del amor crucificado. Para mí, la referencia como sacerdote, obviamente, siempre es Tortosa, y el objetivo, la cura pastoral plena como párroco rural. Por otra parte, solo espero que, en un futuro próximo, los obispos no sean virtuales (ríe), si bien el papa Leon XIV me ha prometido que no será así cuando, recién elegido y comentando el porqué de su nombre, se lo insinué. En el fondo, su insistencia como matemático que es en los retos que suponen los algoritmos y la inteligencia artificial, creo que supone una llamada a ser todos más fieles y honestos con la realidad concreta, sabiéndola leer con los ojos de Dios y su misericordia.
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