¿Carismas?

Ya lo he citado aquí alguna que otra vez, pero lo traigo de nuevo a la palestra: en reunión colegial, cuando todavía las monjas marcaban el "ideario" del colegio, le pedí a la "hermana" de turno que nos ilustrara acerca del "carisma" de su Congregación. No había segundas intenciones. Quizá le sorprendiera mi pregunta, porque quedó un tanto en suspenso. Al rato me dice: "El carisma no se explica, se vive". Pues eso.

Pensé por dentro: entonces, ¿para qué tantas constituciones presentadas para su aprobación por Roma? ¿Por qué tantas homilías de la fundadora, o fundador, explicando a las postulantes lo que a ella Dios le había transmitido? Et sic alia.

Las numerosas y prolíficas congregaciones de la Iglesia católica –que muchos asimilan a sectas o no consiguen diferenciarlas de ellas— hablan en sus estatutos del “carisma propio” que las anima, el carácter, el estilo, la forma de ser que el Espíritu Santo –dicen-- a cada una de ellas les ha otorgado. Hoy puede resultar tarea difícil diferenciar el carisma de la una frente a la otra.

Para un extraño el único carisma que las diferencia es el de la vestimenta y los hospitales o colegios de que son dueños. Incluso para muchos miembros de tales congregaciones, lo que les diferencia es el modo de conseguir sobrevivir como empresas, puras empresas, de la sanidad, la enseñanza, la geriatría o la distribución de la beneficencia.

He puesto distribución... Me hizo "cierta" gracia el oír al superior de turno cómo le preguntaba al encargado de la beneficencia la hora en que iba a ir al Banco de Alimentos, porque faltaba tal o cual cosa.


Parece que el carisma del Espíritu Santo sufre excesivamente al pasar por el filtro humano de sus miembros. Me explico: cuando tal carisma llega a los creyentes plebeyos se descubre la soberbia doctrinal secular de los dominicos; de los jesuitas queda el regusto de su sibilina penetración social y falso sentido de la obediencia, de los franciscanos su triste apatía e incluso su homofilia; de los carmelitas su sebosidad; del Opus Dei su sectarismo y agresividad. Y por incluir al estamento que llaman clero secular, las distintas curias diocesanas, su maridaje con el poder...

Cada uno su carisma.
Volver arriba