¿Disensión? Ni dentro ni fuera.
JP-2 fue un papa prolífico en actos y expresiones, también y especialmente en expresiones que chirriaban y rechinaban. Expresiones de una incongruencia con el devenir de la Iglesia --alguno de estos días escribiremos sobre ello-- que uno no sabe si el susodicho papa sufría de amnesia histórica o de una suprema doblez, la típica hipocresía de la Jerarquía Sagrada con que engañan y engatusan al personal.
Todo aquel que osa poner en la picota los fundamentos crédulos, es tildado de ateo. E insisto en la carga de agresividad que encierra esta palabra (ateo sinónimo de mala persona), cuando ateo es el que tiene "otro" concepto de dios.
Y no perciben que "gracias" al buen pensar de esos odiados ateos ha podido el mundo progresar, a despecho del berrinche de la credulidad comandada por los pastores del rebaño, siempre alzando, ellos mismos, su balido lastimero cuando no podían alzar el aullido mortífero.
Su mundo es cada vez más apartado. Y dentro de ese mundo la irracionalidad se percibe como lo más natural, plena del pensamiento lógico que se nutre de su propio alimento (que algo sea lógico no quiere decir que sea sinónimo de racional: toda la teología vive de construcciones lógicas, pero ninguna de ellas tiene que ver con construcciones racionales).
De un mensaje del desaparecido Jerarca Blanco JP-2:
Los ateos no creen en Dios porque como creyentes no se lo hemos mostrado con claridad...
Primero la sebosidad de la auto inculpación. La falsa, siempre falsa, modestia y humildad. Siempre la auto disculpa que precede al sartenazo. Porque a continuación sigue la diatriba directa:
Y los ateos rechazan a Dios porque quieren vivir sin obligaciones ni moral... los ateos son víctimas de una sociedad secularizada y sin valores...
El mensaje, en otros tiempos, continuaría así:
"Y Nos, por la suprema autoridad que emana de Dios mismo, legada por los santos apóstoles a la que las autoridades de este mundo deben sentirse sujetas, ordenamos que todo convicto de ateísmo sea conducido al Santo Tribunal y en su caso entregado al brazo secular".
¡Si no hubiera sido así durante siglos!
En primer lugar, todo son afirmaciones gratuitas que mienten descaradamente sobre la realidad: ¡vivir sin obligaciones ni moral! ¿De dónde deduce tal monstruosidad? ¡Víctimas de una sociedad sin valores! Podría decir "sin valores cristianos" y sería más correcto. ¿Pero sin valores?
No son capaces de admitir, ni lo quieren, lo obvio: una persona que usa la razón no puede admitir la existencia de un dios que es inconsistente con la lógica, con la ciencia, con el sentido común, con el proceder incongruente de los que le siguen y, "last but not least", con la misma evidencia física de nuestro modo de conocer, a través de los sentidos y por actividad neuronal. Y podríamos decir que no admite una Iglesia que a lo largo de más de mil quinientos años ha sido una contradicción flagrante de sus propios principios constituyentes: el Evangelio.
Bien saben que el ataque fundamental a sus credos no son “los otros credos” sino la misma persona, la que usa de su razón y se somete a la tiranía del sentido común. Las otras religiones, practicadas por millones de personas tan sin cerebro como ellos, no preocupan tanto como el cerebro de la persona que discurre. Más si se le ocurre convivir en el círculo cerrado de los que creen.