Gabriel Moris no puede quedar silenciado.

Leí ayer el artículo que G. Moris publicó hace días en Libertad Digital. Cada vez que lo hago --leer a Gabriel Moris-- siento un inmenso respeto, una como veneración por sus palabras sosegadas, por ese grito silencioso que emerge desde la más profunda herida que su ser pudo recibir... y que se nota.

HUMANISMO SIN CREDOS es una gota editorial en el mar de la bloguería... pero no puede desentenderse ni de la vida que pasa a su lado ni, sobre todo, de los sentimientos que embargan a quien es el responsable de este blog y lo edita.

Tal sentimiento por lo sucedido aquellos tristes días, que no ha decaído,estuvo generado por muchas consideraciones vitales. Primero, por sufrir casi en directo lo que tal día sucedió, dado que vivo a escasos minutos del escenario del crimen; en segundo lugar, por mi relación de amistad con la familia de Juan y Concha que perdieron a su hijo, Rodolfo Benito Samaniego, en aquella barbarie (hay que estar sentado a su lado, ver sus ojos y apenas sentir sus palabras... para darse cuenta del inmenso drama que tal desgracia supuso); en tercer lugar, por algo que presupongo en cualquier persona de buena voluntad, el interés en que se sepa la verdad de todo para que los auténticos y reales responsables carguen con el peso de su culpa y para que nada similar se pueda repetir.

Demasiado he leído sobre el asunto, el sumario de más de trescientas páginas, la sentencia, dos libros, prensa, internet... Ya el interés permanente ha dado paso a la preocupación por la deriva del asunto.

En mi devenir profesional he vivido momentos en que no podía por menos de decir: "¡Pero si esto lo he estudiado yo, si esto está en los libros!" En concreto, referido a los mecanismos de defensa de que habla el Psicoanálisis. Mi suegra, desaparecida de este mundo pocos días ha, sufrió la pérdida de un hijo de 51 años en 2001. Yo estaba presente en el momento en que recibió la noticia... Lanzó como un grito o espasmo o expresión de no se sabría decir qué... que no duró más allá de unos segundos. Se encerró en un mutismo "a-sentimental", dio de lado cualquier circustancia relacionada con el hecho y la existencia de tal hijo desapareció de su horizonte. No ha vuelto en todos estos años a hablar de él.

Ni más ni menos que lo sucedido en España con la hecatombe de Atocha. Un mecanismo de defensa generado en gran parte la sociedad, alimentado por excesivos intereses políticos, que ha querido borrar del horizonte vital todo lo sucedido.

Le pregunté, de manera muy suave y edulcorada, al padre de Rodolfo por las dudas que suscitaba la investigación, por los hechos que no cuadraban, etc. Me contestó con un "no quiero saber nada de eso". Comprensible. Una investigación profunda y veraz no le iba a devolver a su hijo. La "venganza legal" no podría llenar jamás lo que perdió.

Muchos en España piensan que las detenciones realizadas, el juicio celebrado y las condenas habidas han zanjado la cuestión; que, a falta de autores materiales convictos, los "suicidados" en Leganés fueron los realizadores de la matanza (hace una semana pasé al lado del edificio reventado y sentí un escalofrío al recordar lo sucedido allí); que los "bulos" posteriores son ganas de revolver en la porquería; que la sociedad no puede estar vilo ni en permanente estado de "investigación"...

De nuevo el mecanismo de defensa social --represión, regresión, formación reactiva-- en toda su pujanza.

Cada uno podrá tener la opinión que le parezca más convincente, pero al menos todos podrían estar de acuerdo y partir de algo que ha quedado claro en el juicio celebrado: sólo uno ha sido condenado como autor material; en el juicio quedó patente que no se sabe quiénes fueron los inductores (me niego a calificarlos como "autores intelectuales", porque no puede haber "intelecto" para eso); en el juicio tampoco se llegó a conclusión alguna de cuál fue el instrumento del crimen...

Es más, hay una persona posiblemente condenada injustamente, uno que después de tantos años sigue negando ser autor del delito, que no firma su condena, que está sufriendo el aislamiento y la carencia de beneficios penitenciarios... ¡Es un ser humano! ¿Y si es inocente?

Preciso es increpar a quienes tienen responsabilidades políticas y judiciales, a quienes podrían hacer algo para saber la verdad: ¿cómo es posible que estén a la espera de "algo nuevo" para retomar la investigación? ¿No son ellos los que deben hacer todo lo posible por esclarecer lo que no quedó claro? ¿Tienen la conciencia tranquila? ¿Y los jueces que tal farsa propiciaeron viven en paz consigo mismos? ¿Y quienes podrían continuar la investigación se pueden sentar todos los días en sus despachos sin que se les caiga la cara de remordimiento?

De nuevo el mecanismo de defensa: deben atender a asuntos urgentes, la sociedad necesita soluciones inmediatas, los bancos no perdonan, la crisis nos envuelve, "es asunto juzgado", no hay nada nuevo que investigar...

A la fuerza a uno le asalta no la duda sino la suspicaz sospecha de qué se ocultará detrás de este macro atentado para que, aquellos que perdieron las elecciones y, como consecuencia de tales negros inicios, han visto cómo España se precipitaba al abismo, no respondan ahora, cuando han retornado al poder, a la pregunta de "queremos saber la verdad" cuando pueden buscarla.
Volver arriba