Eso de "el alma inmortal..."

Hipótesis(que se va confirmando): si genéticamente el hombre está tan próximo a la escala animal –nos dicen que compartimos con la penúltima escala evolutiva, los simios, el 99% de los genes o más— ¿por qué no deducir la misma proximidad en los procesos generados en y por la mente? [Arte, pensamiento, relación, ciencias, técnica...]

Nos han inducido a creer “otra cosa”
...porque así lo han dicho filosofías seculares,
...porque la casi totalidad de nuestra existencia se mueve en un entorno "cultural" (todos los instintos han sido o dominados o sublimados por la cultura) y
... porque así convenía a las creencias.


Y con ello han generado una conciencia colectiva de que somos cualitativamente distintos por tener alma inmortal, alma infundida por Dios.

Puestas las dos hipótesis en la balanza...

A) La teoría de los dos principios --uno físico y material (cuerpo), otro inmaterial e inmortal (alma)-- conlleva una "divinización" de "lo humano", es decir, una inoculación de un principio inmortal, divino, en el principio existencial mortal, el cuerpo;
B) La otra, defendiendo la unicidad, no podría hablar sino de entidad que vive, siente y piensa.(1)
...el enunciado "alma - espiritualidad inmortal" es tan gratuito como la hipótesis enunciada al principio (que no lo es tanto).

Curiosamente los argumentos contra la hipótesis primera serán de este jaez: "Qué insensatez... eso es una estupidez... sólo a un necio se le pueden ocurrir estas cosas... el que niega la espiritualidad es un animal... el materialismo lleva a la destrucción... ". Adviértase el hondo calado de tales refutaciones.

Superadas las concepciones filosóficas dualistas, el pensamiento que se va imponiendo es el del hombre como unidad psicofísica, no una dualidad de alma y cuerpo. Por lo mismo, resulta inadmisible el concepto de almas inmortales. El alma sólo es una palabra para designar la "animación" o las actividades productivas cerebrales (pensamiento, etc).

Sabemos que un creyente católico no puede soportar tan lacerante afirmación, pero el voluntarismo no suele provocar lluvia en el desierto de Almería (rogativas) ni detener el tren con un "chufla, chufla" (ignorancia).

El concepto de "unicidad" es otro de ésos que todavía no han aterrizado: debe hacerse convicción para que adquiera virtualidad fáctica, aunque de soslayo haga trastocar el fundamento de todas las creencias y eche por tierra tanta filosofía que proviene de elucubraciones primeras asentadas sólo en el principio de autoridad.

El eterno problema de la dualidad alma-cuerpo sólo tiene solución bajo presupuestos monistas y bajo enfoque científico que deduce unicidad sustancial en el ser humano, que es mientras vive. Alguien advirtió certeramente que, hoy, la Filosofía que no conozca a fondo la Biología está condenada al fracaso.

Corolarios de tales aserciones, el hecho de que el pensamiento es actividad cerebral, no anímica. Y, en lo que concierne a la supuesta eternidad del alma, el hecho de que la muerte da conclusión a una existencia terrenal. Con el poeta, "fuiste ya no eres más: tus fuertes muros con fragor cayeron..."

Este enfoque no destruye en absoluto el benéfico influjo del recuerdo de los antepasados; el honrar su memoria; el aprender de su legado o preservar a la sociedad actual de seres siniestros.

Pero el concepto "alma-cuerpo", está tan asentado en la conciencia colectiva que ni siquiera podemos atisbar un vocablo adecuado, de virtualidad superior para denominar a este ente unitario. No existe.

Por lo que toca a los pensadores ligados a la religión, es verdad que hay movimientos teológicos que intentan introducir los conceptos hebreos o semíticos, y no tanto helenísticos, relacionados con la unidad esencial del ser humano. Sin embargo sus conclusiones ni llegan a nada ni subvierten la teoría oficial. Quizá porque todos se pierden por vericuetos que salven "la realidad creída": estado de la cuestión, fenomenología de las distintas opiniones, remisión a las Escrituras; así como de pasada recurren, entre distingo y distingo, a la soberana autoridad que proporcionan “pensadores independientes” o “científicos” (crédulos, por supuesto) para caer en lo mismo, el dualismo.

Otro corolario de lo dicho anteriormente haría referencia a la relación entre religión y sentimiento religioso. Dialéctica secular entre razón (de la que deriva la religión como corpus doctrinal de creencias y como organización ritual) y emoción (que fundamenta “el misterio”).

Esta dialéctica no tendría sentido alguno en una sociedad suficientemente “aculturada”, que superara tales dualidades por la concepción unitaria del hombre: la razón es emotiva y la emoción es racional.

No es culpa de la religión, pero ésta se ha nutrido de conceptos filosóficos desmoronados: espíritu, razón, voluntad, voluntad inteligente, potencias del alma, materia y espíritu, alma inmortal...

¿Qué sentido tiene hablar hoy día de todo esto cuando un simple scanner es capaz de descubrir su sede fisiológica y neurológica? No se arguya que estamos cayendo en el materialismo, otro concepto/piedra, usado con igual virulencia que el de "ateo", que han utilizado primero para descalabrar al contrario y, definido el mismo, como compartimento concreto donde situar a aquel que les resulta inclasificable. En definitiva para intentar salvar de la quema la estopa de su pensamiento.

Ni materialismo ni espiritualismo ni existencialismo ni ateísmo... ni ningún –ismo más. El hombre, la vida, la persona, el ser humano.

El que destruye el cuerpo destruye la vida; del funcionamiento del corazón surgen las ideas; de una buena digestión brota la alegría; de un buen entrenamiento de las neuronas en la niñez, surge el genio...

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(1) Conociendo como se conoce todo el proceso biológico de constitución del ser humano, a cualquiera que conozca someramente el mismo no se le alcanza "CUÁNDO" y "CÓMO" se produce esa "inoculación" del principio inmaterial y divino (alma). ¿En la fase de blástula? ¿En la de mórula? ¿En el feto? ¿En el momento del parto? Es muy fácil, pero también muy pueril, decir que "se produce y basta ya"
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